Estados Unidos comenzó la devolución de migrantes venezolanos el pasado 13 de octubre a través de varios puntos de la frontera con México a la vez que lanzaba un claro mensaje a quienes estén en camino para que abandonen su intento porque ya no podrán ingresar al país.
Venezolanos han reportado que estuvieron al menos 12 días en recluidos ‘de calabozo, en calabozo’ en territorio estadounidense, antes de que la ley migratoria iniciara operaciones.
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Albergues en México para migrantes
Los albergues de la iglesia católica en Matamoros, Ciudad Juárez y Piedras Negras se ubican en la frontera mexicana. La Organización Internacional para las Migraciones confirmó en un breve mensaje que estaba al tanto del inicio de las devoluciones, pero no dio más detalles. Las autoridades no ofrecieron información al respecto.
Las devoluciones son parte del plan anunciado el miércoles por los gobiernos de Estados Unidos y de México, según el cual la Casa Blanca aceptará hasta 24 mil migrantes venezolanos que se registren previamente en el programa y lleguen por vía aérea.
México, por su parte, recibirá a los expulsados de esa nacionalidad que crucen de forma irregular por tierra, como había sido habitual en el último año.
Unos 120 venezolanos fueron devueltos a Matamoros, la ciudad que está al otro lado de Brownsville en el extremo este de la frontera, confirmó el padre Francisco Gallardo, director de la Casa del Migrante, donde se alojaron los extranjeros.
Todos llegaron con un permiso temporal para estar en México, explicó el sacerdote que agregó no haber recibido ninguna información sobre qué pasará con ellos.
“La gente está muy enojada muy molesta. Ellos están sorprendidos, quieren respuestas, y no sabemos cómo informarles”, indicó Gallardo.
El padre Javier Calvillo, de la Casa del Migrante de Ciudad Juárez, en el centro de la frontera, apuntó que a allí también habían comenzado a llegar venezolanos retornados, aunque no pudo dar una cifra.
Por su albergue solo pasaron algunos que pidieron baño, ropa o comida, pero la mayoría fueron alojados en instalaciones estatales, agregó.
A Piedras Negras también empezaron a llegar retornados, señaló Edgar Rodríguez Izquierdo, abogado del albergue de la iglesia católica en esa ciudad.
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Rodríguez tampoco ofreció cifras porque, aunque fueron informados de la situación, no recibieron a ningún migrante, ya que al parecer quedaron bajo el resguardo de las autoridades federales.
Mientras tanto, un día después de anunciar el programa, Blas Nuñez-Neto, subsecretario Interino de Política Fronteriza e Inmigración en el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, recordó que quienes cruce ahora Panamá y México “no van a ser elegibles” para el nuevo plan.
“A los que están en movimiento, les quiero decir claramente que se queden donde están, que no entren a México y no traten de cruzar nuestra frontera”, afirmó el funcionario en una conferencia de prensa telefónica.
Se calcula que más de siete millones de personas han huido de Venezuela en busca de una vida mejor debido a la crisis política y económica que asola a la nación.
Muchos se quedaron en otros países latinoamericanos, pero en el último año se han multiplicado las llegadas a Estados Unidos y la venezolana se ha convertido en la segunda nacionalidad con más interceptaciones en la frontera, después de la mexicana.
Bajo presión de Washington, México dispuso restricciones a los viajes aéreos de los migrantes venezolanos en enero y, a partir de entonces, se incrementó el paso a través de la selva de la provincia panameña del Darién, en la frontera con Colombia.
En lo que va de 2022, más de 151 mil personas han cruzado a Panamá a través de la selva, de las cuales 107 mil eran venezolanos.
Según Nuñez-Neto, unos 3 mil migrantes atraviesan a diario Panamá y la mayoría de ellos son también de Venezuela.
En un intento por frenar las llegada, el gobierno de Joe Biden anunció el pasado 12 de octubre el programa que penaliza a los que cruzan la frontera de manera ilegal y alienta el arribo legal, un plan similar al que se aplicó para los ucranianos después de la invasión rusa de su país en febrero.
Los que reciban autorización podrán ingresar a Estados Unidos por aeropuertos y tendrán permiso de trabajo por cerca de dos años, dijo Nuñez-Neto.
El proceso puede iniciarse por internet desde cualquier país en el que estén y será expedito. En algunos casos podría ser aprobado en tan solo una semana, agregó.
Pero los venezolanos deberán contar con un patrocinador financiero en Estados Unidos y no podrán acogerse al programa quienes hayan entrado a México o Panamá tras el anuncio, tengan residencia permanente o doble nacionalidad o estatus de refugiados en otro país, entre otros requisitos.
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Poco después del anuncio del programa, numerosos grupos defensores de inmigrantes y refugiados dijeron que la oferta de 24 mil visas humanitarias no es suficiente tomando en cuenta la delicada situación del país y el flujo migratorio.
Nuñez-Neto dijo que la iniciativa estará supervisada muy de cerca y, si tiene éxito, la cifra de visas podría incrementarse e incluso incluir a otras nacionalidades.
Los venezolanos que se consideren vulnerables y teman por su vida pueden solicitar asilo en la frontera de forma excepcional, explicó el funcionario estadounidense.
El resto serán devueltos por una disposición conocida como Título 42, que suspende el derecho consagrado en las leyes internacionales y estadounidenses a solicitar asilo, con el argumento de evitar la propagación del Covid-19.