NUEVA YORK (AP) — “El tiempo vuela”, se escucha decir en “The Banshees of Inisherin” (“Los espíritus de la isla”) de Martin McDonagh. Es un sentimiento compartido por el director McDonagh y los actores Colin Farrell y Brendan Gleeson, quienes se reúnen 14 años después de la ópera prima de McDonagh “In Bruges”.
“Se siente como si no hubieran pasado dos días”, dijo McDonagh en una entrevista reciente en Nueva York mientras Farrell y Gleeson, sentados a su lado, asentían animadamente.
“Como si regresamos a la sala y dijéramos, ‘esto se pondrá bueno’” dijo Gleeson.
“In Bruges” (“En Brujas”) de 2008, que comenzó la transición del celebrado dramaturgo irlandés-británico del teatro a la pantalla, era una comedia oscura de dos matones ocultos en esa ciudad medieval belga. Para el personaje de Farrell, quien le dispara accidentalmente a un niño en su primer trabajo, Brujas es el purgatorio. “The Banshees of Inisherin” se desarrolla de manera similar en un lugar específico: Las Islas Aran cerca de la costa oeste de Irlanda. Y una sensación de fatalidad existencial es nuevamente palpable.
Pero en esta ocasión no se requieren armas y el fondo rural de la década de 1920 es más pintoresco. Después de años de amistad y viajes regulares a la cantina juntos, Colm Doherty (Gleeson) decide que ya no le cae bien Pádraic Súilleabháin (Farrell). Esto confunde a Pádraic, quien trata continuamente de volver a congraciarse con Colm. Eventualmente, Colm decide dejar su exigencia de paz horripilantemente en claro.
“La gente dice ‘no puedes hacer una película sobre un tipo que no quiere ser amigo de otro tipo’”, dijo Farrell. “Bueno, así es como se hace”.
“The Banshees of Inisherin”, que se estrena el viernes en cines selectos de Estados Unidos antes de expandirse a más salas, es una historia de la separación de unos amigos que tienen un gran cariño entre sí. McDonagh la escribió con Gleeson y Farrell en mente. Primero le envió un borrador a los actores hace siete años (“Era basura”, dijo McDonagh. “Me encantó”, dice Farrell.) Después volvió a la historia, preservando sólo las primeras cinco páginas y adentrándose más en la relación del par.
El placer que encuentran McDonagh, Gleeson y Farrell al estar juntos se podía palpar cuando llegaron a un hotel en Upper West Side de Nueva York poco después de la participación de Gleeson como anfitrión de “Saturday Night Live” con una patineta. Los tres acababan de tener entrevistas individuales por Zoom. “¡Juntos otra vez!”, exclamaron.
“Desde el principio había una gran sensación de amistad y de gran entendimiento entre nosotros”, dijo Farrell. “De alguna manera extraña, me entiendo mejor a través de Martin, su mente, su corazón y su obra. Y me entiendo más a través de mis interacciones con Brendan”.
“Creo que todos somos básicamente románticos”, agregó Gleeson. “Tampoco estamos ciegos, conocemos el otro lado de la moneda”.
“In Bruges” tuvo una buena recepción a su estreno y colocó a McDonagh como cineasta. El fallecido y célebre crítico Roger Ebert escribió: “De vez en cuando encuentras una película como esta, que parece ocurrir mientras se desarrolla, impulsada por las peculiaridades de los personajes”. La película ha cobrado más prominencia con los años y sigue siendo un filme destacado en la carrera de los tres. Farrell, quien entonces se adaptaba al golpe de la fama, reconoce a la película por reorientar su carrera.
“Significó mucho para mí. Había realmente perdido la diversión y la exploración y el camino del descubrimiento que hacemos como oficio y que se puede y se debe hacer... Estaba en un punto de mi vida en el que había muchos cambios personales, y como resultado de esto profesionales”, dijo Farrell. “La llama piloto se inició en ‘In Bruges’”.
“Banshees” preserva algo de la dinámica de “Bruges” entre Farrell y Gleeson. Gleeson una vez más interpreta al más erudito de los dos. Farrell es más dulce, menos inteligente. También hay otras conexiones. En un intento desesperado, Farrell le suplica a Gleeson que vayan a una cantina en “In Bruges”. Gleeson dice que “no”.
Desde el comienzo discuten y tienen un ritmo natural.
“Creo que parte de esto es, Martin sabe cómo decirlo, que somos una pareja que se ve rara”, dijo Farrell. “Lo que la gente ve aquí son dos personas que se ven como si fueran muy diferentes, suenan como si fueran muy diferentes y quizá incluso se sienten diferentes, pero de alguna manera eso nunca se establece, descubrimos que no somos tan diferentes, para nada”.
En “Banshees” la idea abrupta de soledad de Colm surge de su cansancio de las “pláticas sin sentido”. Al sentir que el tiempo se le va, quiere dedicarse a componer música. La canción que escribe se titula “The Banshees of Inisherin”. Su discordancia tiene un simbolismo: La guerra civil irlandesa arde en la isla de Irlanda. Pero también refleja la lucha de un artista por equilibrar el trabajo con las exigencias de la convención social.
Las “pláticas sin sentido”, claro, forman parte de la promoción de una película, especialmente de un filme aclamado por la crítica como “The Banshees of Inisherin” que se espera que tenga un importante papel en la temporada de premios. La película anterior de McDonagh, “Three Billboards Outside Ebbing, Missouri” (“Tres anuncios por un crimen”) siguió ese camino hasta conseguir el Oscar y esta ocasión la actuación de Farrell ha sido especialmente destacada. El trio prometió que esta plática no sería sin sentido, sino como dijo Farrell “una buena plática normal”.
A pesar de esto, está claro que el conflicto en “Banshees” es uno que McDonagh siente él mismo.
“El tiempo se escapa en el sinsentido irrelevante todo el tiempo”, señala McDonagh. “Hace mucho tiempo dije: Tengo que escribir una cosa por año. Si se requieren dos semanas, entonces el resto del año está libre para lo que sea. Pero te tienes que apegar a eso”.
Leer, dice, se ha vuelto más difícil por la falta de tiempo ante el internet y los celulares. “¡Una maldición!”, dijo bromeando Farrell. La pandemia y el proceso de años para llevar su más reciente obra de teatro “Hangmen” a Broadway, ha hecho que McDonagh se centre ahora completamente en sus películas.
“Que no te pueda mostrar lo buena que fue ‘Lieutenant of Inishmore’ hace 20 años es injusto”, señaló. “Es una cuestión para la que no he llegado a una conclusión concreta. Pero también hay una falta de democracia sobre el teatro. Es demasiado caro y bastante gente no puede verlo. A menos de que vivas en Nueva York o Londres, probablemente no verás mis cosas. En cambio, una película no sólo durará 20 años o 100 años si es buena, la puedes llevar a todas partes. La puedes tener en Kansas City, la puedes tener en Ulán Bator. Eso es democrático”.
“Bueno, de hecho creo que no estrenamos en Kansas City”, agregó Farrell sarcástico.
McDonagh, de 52 años, al igual que el Colm de Gleeson, está cada vez más — “siempre, diariamente”, dice — enfocado en lo que dejará como legado y cuál de sus obras perdurará.
“Si sólo quedan como 25 o 30 años de la vida de uno, quizá 20 buenas películas”, dice McDonagh esperanzado. “No voy a jurar sobre obras de teatro. Estoy bastante seguro de que haré al menos una o dos más. Pero creo que en los próximos años serán películas. Creo que el COVID ha solidificado esa idea. Puedo volver a ver ‘In Bruges’ ahora y sentirme muy feliz de lo que capturamos. Por eso me inclino por las películas”.
Con esa especie de plan a largo plazo, una trilogía con Farrell y Gleeson podría ser natural. ¿A dónde irán después? ¿Venecia? ¿Islandia?
“No tengo idea de lo que será cuando nos reunamos nuevamente, pero creo que tienes razón, encontraré un lugar. Veré la ciudad y eso nos contará la historia”, dijo McDonagh, sopesando las posibilidades geográficas. “Quizá el oeste estadounidense”.
“¡Los veteranos de Reikiavik!”, exclama Farrell.
“Me sumo, me sumo”, dijo Gleeson, riendo. "¿Qué veterano interpreto?”.
___
Jake Coyle está en Twitter como http://twitter.com/jakecoyleAP