MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
"Ahora trabajar de periodista en Nicaragua es un trabajo de alto riesgo", ha dicho Arce para Europa Press durante su participación estos días en Madrid en un evento de Reporteros Sin Fronteras (SIP), recordando el caso de Angel Gahona, muerto mientras cubría las protestas de 2018.
Galardonado junto a doce compañeros con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo de este año por su trabajo en el medio digital Divergentes, Arce es un periodista de los 180 que ha tenido que salir de Nicaragua desde que en 2007 la situación de los medios de comunicación y sus trabajadores comenzara a deteriorarse.
Desde 2007, la deriva autoritaria que ha venido padeciendo Nicaragua ha sido parte de un plan orquestado por Ortega para "enquistarse en el poder" y "tratar el país como una finca", cuenta Arce. Murillo, quien ejerce como vicepresidenta, "tiene una obsesión por el control, no quiere que nada se le escape de sus manos".
"Siguen saliendo periodistas del país cada día porque no pueden ejercer. Son perseguidos, sus familiares son amenazados, los medios están siendo clausurados, censurados. Sin embargo, cuando deciden irse al exilio, la mayoría también opta por seguir informando de lo que pasa dentro", ha contado Arce.
En ese sentido, ha reconocido la dificultad de seguir informando una vez se ha dejado el país, por ello ha querido poner de relieve las fuentes y los pocos "periodistas valientes" que quedan dentro y "han decidido jugársela de manera clandestina".
El "periodismo de catacumba" que ayudó a derrocar al dictador Anastasio Somoza en la década de los 70 está sirviendo, cuenta Arce, "para enfrentar al sandinismo, esa paradójica revolución que ahora reprime y persigue a los periodistas".
"Cuando estás fuera el ejercicio se vuelve más complejo, dos, tres veces más complejo porque no solo estás separado geográficamente, sino también a veces desconectado de la realidad de ahí. Muchos periodistas dentro se han cansado, ya no quieren ser perseguidos, o vas perdiendo relación con tus fuentes", señala.
Para seguir dedicándose a su profesión, Arce ha explicado que los periodistas nicaragüenses no han tenido más remedio que "reinventarse", una vez la prensa escrita ha dejado de estar presente en la vida de los nicaragüenses debido a las presiones políticas, sociales y fiscales, a las que han sido sometidos los medios.
"Nicaragua es el único país del hemisferio sin ningún periódico impreso", ha denunciado Arce, quien ha insistido que no cejarán en su empeño de dedicarse a esta profesión. Con la clausura de medios, al menos medio centenar de ellos, muchos han tenido que dedicarse en exclusiva a su versión web para seguir funcionando.
Arce ha expuesto las "tres leyes horripilantes" que impiden ejercer libremente esta profesión: "una que quiere controla el dinero que reciben periodistas y medios de donaciones para seguir ejerciendo", una de ciberdelitos con "un artículo muy ambiguo que deja que el Estado defina qué es una noticia falsa" y una de cadena perpetua "por traidor a la patria".
"Ahora mismo hay quince personas presas y condenadas por escribir un tuit o un estado en Facebook", ha relatado Arce, quien pese a todo, y a que "cuesta tres veces más hacerlo", confía en el poder del periodismo nicaragüense. "No vamos a dejar de hacerlo", ha zanjado.
TRABAJAR DESDE EL ANONIMATO
Arce, con estatus de refugiado en Costa Rica, ha lamentado que "el régimen" de Ortega y Murillo cancelara su pasaporte para impedir que pudiera acudir en abril a la entrega del Premio Ortega y Gasset que tuvo lugar en Valencia, junto a varios compañeros, algunos también ausentes, otros incluso sin revelar sus nombres para "no exponer su seguridad".
La cancelación de su pasaporte, cuenta, no es más que una nueva forma de ejercer "la represión" cuando se logra cierta exposición por su trabajo como periodista. "Esto de ser anónimo es a veces frustrante para el periodista" reconoce Arce, ya que esa "emoción" y "alegría" que uno siente al ver su firma en una noticia o en la primera plana de un periódico "es lo que empuja a seguir haciendo lo que haces".
"A veces tienes que enfrentarte a eso por seguridad y no firmar. Nosotros en Divergentes hemos publicado entrevistas, reportajes, investigaciones grandes y muy importantes, pero de forma anónima porque el reportero no puede seguir exponiéndose de esa manera", ha lamentado.
TRABAJO DESDE EL EXILIO
Arce ha destacado que el trabajo de contrapoder y fiscalización de los medios nicaragüenses continúa a pesar de las presiones del Gobierno y la persecución de periodistas en gran medida porque se lleva a cabo desde el exterior.
"Como todos los medios están en el exilio, la prensa hace su papel de fiscalizar, en las formas que podamos, al poder, de ir hasta el fondo y escudriñar los casos no solo de represión, sino también la corrupción, la malversación de fondos, la explotación ambiental, la minería, la ganadería extensiva, asesinatos de indígenas", todo ello, ha denunciado, al amparo "de la sombrilla de la dictadura".