MADRID, 30 (EUROPA PRESS)
El portavoz del Gobierno congoleño, Patrick Muyaya, reconoció este pasado sábado que el avance del M23 en las localidades de Kiwanja y, sobre todo, Rutshuru, supone una "amenaza para la seguridad nacional", según declaraciones recogidas por el portal de noticias congoleño Politico. La toma del centro de Ruthsuru despeja en principio el camino de los rebeldes a la capital de Kivu del Norte, Goma, próxima a Ruanda, y ahora mismo el lugar a donde están escapando miles de personas a lo largo de todo este fin de semana.
El Gobierno congoleño ha achacado este avance a la "llegada masiva en los últimos días de elementos del Ejército ruandés para apoyar a los terroristas del M23" con vistas a una "una ofensiva general contra las posiciones de las fuerzas armadas congoleñas". Por ello, el Consejo Superior de Defensa de RDC acabó proponiendo al Gobierno la expulsión inmediata del embajador ruandés, Vincent Karega.
El M23 ha sido acusado desde noviembre de 2021 de llevar a cabo ataques contra posiciones del Ejército en Kivu Norte, a pesar de las autoridades congoleñas y el M23 firmaron en diciembre de 2013 un acuerdo de paz tras los combates registrados desde 2012 con el Ejército, que contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
Las relaciones entre RDC y Ruanda han atravesado momentos de crisis desde la llegada masiva al este de RDC de hutus ruandeses acusados de haber masacrado a los tutsis durante el genocidio de Ruanda de 1994. Tras cierta etapa de relajación diplomática, el conflicto volvió a ganar intensidad en mayo, cuando el Gobierno congoleño convocó al embajador ruandés para denunciar el presunto apoyo del país al M23.
El M23 ha sido acusado desde noviembre de 2021 de llevar a cabo ataques contra posiciones del Ejército en Kivu Norte, a pesar de las autoridades congoleñas y el M23 firmaron en diciembre de 2013 un acuerdo de paz tras los combates registrados desde 2012 con el Ejército, que contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
Ruanda ha negado desde el primer momento que esté proporcionando apoyo al M23, mientras que Naciones Unidas y Estados Unidos están convencidos de los vínculos entre Ruanda y esta organización, heredero directo de sucesivos movimientos rebeldes arraigados en el genocidio ruandés de 1994.