MANILA, Filipinas (AP) — Más de 100 personas han muerto en una de las tormentas más destructivas en azotar las Filipinas este año y se teme que decenas más estén desaparecidas después de que huyeran en la dirección equivocada y fueran sepultadas por un deslave. Más de un millón de habitantes resultaron afectados por inundaciones en varias provincias, informaron autoridades el lunes.
Al menos 53 de los 105 fallecidos — la mayoría a causa de las inundaciones y deslaves — eran originarios de Maguindánao, en la región autónoma de Bangsamoro, la cual resultó castigada por lluvias inusualmente intensas desatadas por el paso de la tormenta tropical Nalgae. El meteoro azotó al país el domingo en su paso hacia el Mar de la China Meridional, dejando un sendero de destrucción en una amplia franja del archipiélago.
Un gran contingente de rescatistas con bulldozers, retroexcavadoras y perros rastreadores reanudaron las labores de recuperación en la localidad sureña de Kusiong, en la provincia de Maguindánao, donde se teme que entre 80 y 100 personas, incluyendo familias completas, hayan quedado enterradas a consecuencia de un deslave o arrastradas por las inundaciones repentinas que comenzaron el jueves por la noche, declaró Naguib Sinarimbo, ministro del Interior de una región autónoma musulmana gobernada por exguerrilleros separatistas bajo un acuerdo de paz.
La principal agencia gubernamental para la respuesta a desastres informó de al menos 98 muertos por la tormenta y tres gobernadores provinciales informaron más tarde de otros siete decesos. La agencia de emergencias también reportó que 69 personas resultaron heridas y hay al menos 63 desaparecidos.
La tormenta afectó a más de 1 millón de personas, incluyendo más de 912.000 residentes que huyeron hacia albergues o casas de familiares. Más de 4.100 viviendas y 16.260 hectáreas (40.180 acres) de arroz y otros cultivos resultaron dañados por las inundaciones en un momento en que el país se alista para una inminente crisis alimentaria a causa de las afectaciones globales en los suministros, indicaron las autoridades.
Sinarimbo dijo que la cifra oficial de desaparecidos no incluía a quienes se teme estén desaparecidos en el enorme alud que azotó Kusiong, porque podría haber familias enteras sepultadas, sin nadie que pudiera proporcionar nombres y detalles a las autoridades.
La catástrofe en Kusiong, poblado en su mayoría por la minoría étnica teduray, fue especialmente trágica porque sus más de 2.000 habitantes han efectuado simulacros de preparación para desastres cada año durante décadas, con el fin de estar listos en caso de un tsunami. Pero no estaban preparados para los peligros que podían provenir del monte Minandar, dijo Sinarimbo. El poblado se encuentra en sus faldas.
“Cuando las personas escucharon las campanas de advertencia, corrieron y se reunieron en una iglesia en terreno elevado”, le dijo Sinarimbo a The Associated Press el sábado, citando versiones de pobladores de Kusiong.
“El problema fue que no fue un tsunami lo que los inundó, sino la gran cantidad de agua y lodo que descendió de la montaña”, señaló.
En agosto de 1976, un terremoto de magnitud 8,1 y un tsunami subsecuente en el Golfo de Moro ocurridos alrededor de la medianoche dejaron miles de muertos y devastaron provincias costeras en uno de los desastres naturales más letales en la historia de las Filipinas. Desde entonces se llevan a cabo los simulacros en esa región.