JERUSALÉN (AP) — El primer ministro israelí Yair Lapid hizo el domingo un llamado a la unidad nacional, tras ser derrotado en elecciones por una alianza de partidos derechistas.
En una ceremonia en memoria del asesinado primero ministro Yitzhak Rabin, Lapid advirtió sobre las profundas divisiones que agobian a Israel tras la amarga campaña electoral, la quinta del país desde el 2019.
Los comentarios de Lapid parecían apuntar a Sionismo Religioso, un partido extremista cuyos dirigentes han proferido comentarios antiárabes y anti-LGBTQ.
El partido surgió como la tercera fuerza política en el Knéset (parlamento israelí) y es muy probable que desempeñe un papel protagónico en el gobierno del candidato ganador, el ex primer ministro Benjamin Netanyahu.
“No debe haber un ‘ellos’ y un ‘nosotros’”, dijo Lapid en sus primeras declaraciones públicas desde las elecciones de la semana pasada. “Una mayoría total der los ciudadanos de este país creen en el Estado de Derecho, en los valores democráticos y en el respeto mutuo”.
“Una mayoría absoluta de israelíes quieren un judaísmo que nos una, no un judaísmo usado como herramienta política y definitivamente no un judaísmo que se use para justificar la violencia”, añadió.
El partido Likud de Netanyahu, junto con Sionismo Religioso y un par de partidos ultraortodoxos, tienen ahora una mayoría de 64 escaños en el Knéset de 120 tras las elecciones del martes. Lo más probable es que en las próximas semanas anuncien la formación de un gobierno.
La coalición saliente, una aglomeración heterogénea de partidos que incluyó, por primera vez, un partido árabe, ganó solo 51 escaños.
Las elecciones, como las cuatro anteriores, se centraron en la capacidad de gobierno de Netanyahu dado que enfrenta juicio por acusaciones de corrupción.