WASHINGTON (AP) — En los 12 años que le ha llevado la organización del Mundial, Qatar ha desatado una ola de construcciones que difícilmente encuentra un paralelo en la historia reciente.
Edificó siete de sus ocho estadios mundialistas, un nuevo sistema de tren subterráneo, autopistas, rascacielos y Lusail, una ciudad futurista donde hace 10 años había sólo polvo y arena.
Durante años, Qatar prometió algo más para distinguir a esta Copa del Mundo de las anteriores: Sería “neutra en carbono”, es decir que tendría un impacto general nulo en el cambio climático.
Y prácticamente desde que aquella promesa surgió, varios escépticos la han puesto en duda. Expertos independientes señalan que el plan de Qatar y de la FIFA se basa en cuentas ajustadas a su conveniencia y en proyectos que no contrarrestarán la huella carbónica del Mundial como se ha afirmado.
“No ayuda mucho a este tipo de evento el promoverlo como ‘neutro en carbono’", consideró Gilles Dufrasne, investigador de la organización no gubernamental Carbon Market Watch, autora de un reporte que cuestiona el plan de sustentabilidad de Qatar. “Esto da la impresión de que podemos construir estadios colosales y avanzados... y trasladar a la gente desde el otro extremo del mundo para mirar partidos de fútbol y que de algún modo eso es compatible con alcanzar las metas climáticas”.
CONTEO DE EMISIONES
En un informe especial que estima las emisiones del torneo, los organizadores qataríes y la FIFA pronosticaron que el Mundial generará 3,6 millones de toneladas métricas de bióxido de carbono a partir de actividades relacionadas con el certamen de 2011 a 2023.
Se trata aproximadamente del 3% de las emisiones totales de Qatar en 2019, de casi 115 millones de toneladas métricas, de acuerdo con datos del Banco Mundial.
Es bien sabido que Qatar mudó el torneo al invierno boreal para proteger a jugadores y espectadores del calor extremo. Aun así, esta nación rica en gas proveerá aire acondicionado en siete estadios al aire libre.
En cuanto al agua, dependerá de plantas desalinizadoras que la toman del océano y la potabilizan, para satisfacer las necesidades de más de 1,2 millones de aficionados que llegarían para el certamen de un mes.
Dichas plantas consumen altas cantidades de energía.
En este emirato del Golfo Pérsico residen normalmente 2,9 millones de personas.
Qatar y la FIFA indican que la mayor fuente de emisiones serán los viajes, en su mayoría desde otros continentes. Ello representará el 52% del total.
La construcción de los estadios, así como los sitios de entrenamiento y sus operaciones representarán el 25%, indicó el reporte. La operación de los hoteles y otros sitios de hospedaje durante cinco semanas, incluidos los cruceros anclados frente a Qatar, incidirá en 20%.
Pero en su reporte, Carbon Market Watch enfatizó que esas cifras no cuentan toda la historia. Sentenció que Qatar subestimó por mucho las emisiones generadas por la construcción de los estadios, al dividir lo generado por todo el concreto y acero entre los años que durarían las instalaciones, en vez de simplemente sumarlo
“Esto es problemático”, indico Carbon Market Watch, al cuestionar las probabilidades de que el pequeño Qatar hubiera edificado siete grandes estadios si no albergara el Mundial.
Qatar defendió su aritmética y aseveró que ha trabajado duro para no crear “elefantes blancos”, como los que suelen quedar en los países que albergan grandes sucesos deportivos. Indicó que ha desarrollado planes para cada estadio una vez que concluya la Copa del Mundo.
“Ningún otro país se ha involucrado tan profundamente con sus ciudadanos para garantizar que se deje una herencia sustentable después de un Mundial”, dijo un vocero de la Comisión Suprema Qatarí para el Cumplimiento y el Legado.
Algunos contratiempos de último minuto siguen amenazando las promesas climáticas del país. Durante años, Qatar afirmó que el pequeño territorio del país reduciría el número de viajes necesarios entre los distintos estadios.
Pese a todas las obras de construcción, no hay todavía suficientes habitaciones de hotel en la nación. Y miles de aficionados que no encontraron hospedaje en Qatar optaron por dormir en el cercano Dubai, a 45 minutos en avión, o en otras ciudades del Golfo Pérsico.
Los organizadores qataríes no respondieron a las peticiones de comentarios sobre si contarán esos vuelos como parte de los totales sobre contaminación. En un comunicado, mencionaron que cualquier discrepancia se explicará después del Mundial.
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Suman Naishadham está en Twitter como: @SumanNaishadham