WASHINGTON (AP) — El jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Chris Magnus, está siendo forzado a dejar su puesto al frente de la mayor agencia policial del país, en un momento en que los agentes fronterizos se encuentran con un número récord de migrantes que entran en el país por la frontera sur, según dos personas familiarizadas con el asunto.
A Magnus se le dijo que renunciara o sería despedido, menos de un año después de que fuera confirmado para dirigir la agencia conocida como CBP por sus iniciales en inglés, según dos personas que fueron informadas sobre el asunto y que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas a hablar públicamente. Magnus se ha negado a renunciar.
El cese de Magnus es parte de una reorganización más amplia que se espera en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), mientras intenta manejar a los inmigrantes procedentes de un mayor número de países, como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esto se produce en un momento en el que es probable que los republicanos tomen el control de la Cámara de Representantes en enero e inicien investigaciones sobre la frontera.
Hubo 2,38 millones de detenciones de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, un 37% más que el año previo. El total anual superó los 2 millones por primera vez en agosto, y duplica con creces el nivel más alto que se haya registrado durante la presidencia de Donald Trump, que fue en 2019.
Brandon Judd, el presidente del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, confirmó que Magnus estaba siendo obligado a renunciar.
Los Angeles Times fue el primer medio en informar sobre el ultimátum. En una declaración al periódico, Magnus dijo que el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, le pidió que renunciara o sería despedido. Dijo que no iba a renunciar y defendió su trayectoria.
Ni la CBP ni el DHS respondieron a solicitudes de comentarios. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que había visto los reportes de prensa pero que no tenía comentarios.
Los flujos a través de la frontera han sido extraordinariamente altos desde cualquier punto de vista. Las cifras reflejan el deterioro de las condiciones económicas y políticas en más países, la fortaleza relativa de la economía estadounidense y la aplicación desigual de las políticas de asilo. Las restricciones de asilo de la era Trump no conllevan consecuencias legales por cruzar la frontera ilegalmente, lo que fomenta la repetición de los intentos.
El gobierno de Biden acordó en junio con algunos mandatarios del hemisferio occidental una mayor colaboración para acoger a los migrantes que huyen de sus países. El mes pasado, México comenzó a recibir a los venezolanos que entraron ilegalmente en Estados Unidos y fueron expulsados, pero las medidas adoptadas hasta ahora no han producido un cambio importante.
“Siempre ha habido períodos de oleadas de migrantes en este país por diferentes razones, en diferentes momentos”, dijo Magnus a The Associated Press el año pasado. “Pero no creo que nadie discuta que las cifras son elevadas en este momento y que tenemos que trabajar con tantas estrategias diferentes como sea posible para hacer frente a esas cifras elevadas”.
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Spagat reportó desde San Diego.