MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
El derrumbamiento de la llamada Alianza por la Esperanza (Pakatan Harapan) en febrero de 2020 dio paso a un baile de primeros ministros y a una sucesión de crisis entre nuevos episodios de escándalos de corrupción y el enorme impacto de la pandemia de coronavirus; una espiral descendente finalmente aprovechada por la UMNO, el partido histórico por excelencia de Malasia y gran baluarte nacionalista del país, parte de la alianza Frente Nacional (Barisan Nasional).
En menos de año y medio, Mahathir Mohamad dejó el poder en manos de Muhyidin Yasin, quien acabó presentando su dimisión en agosto de 2021 tras proclamar a principios de ese año un polémico estado de Emergencia por la pandemia que acabó paralizando durante semanas Gobierno y al Parlamento del país.
El cargo ha acabado en manos del vicepresidente de la UMNO, Ismail Sabri Yakub, a la postre candidato del partido y de la coalición para revalidar su cargo pese a los encontronazos que ha tenido con su propia formación, que ha estado presionándole para que declarara estas elecciones anticipadas aprovechando la racha de victorias conseguida por la UMNO en las elecciones locales del año pasado.
Ismail, según recoge el 'South China Morning Post', se negó en un principio al considerar la declaración de los comicios como un proceso muy delicado que necesitaba de una consulta previa con el rey Abdulá de Pahang, pero acabó sucumbiendo al partido y terminó disolviendo el Parlamento en octubre, a sabiendas de que Malasia ha acabado celebrando estos comicios, ante la consternación de opositores y población, en plenas inundaciones por la temporada monzónica.
LLUVIAS TORRENCIALES
"Si llueve que se lleven un paraguas", declaró en septiembre el secretario general de la UMNO, Ahmad Maslan. "Para mí, lo más importante es que voten", añadió en unas declaraciones condenadas por el diputado opositor Charles Santiago, quien se ha pasado semanas criticando a la Comisión Nacional Electoral por haber sido incapaz de presentar un plan alternativo en el caso de que los colegios electorales acaben inundados.
"O son sordos, o son idiotas o son ambas cosas", lamentó en declaraciones recogidas por el SCMP, mientras que desde la Comisión Nacional Electoral sus responsables reiteran que, hasta el momento, no se tiene constancia de problemas, según declaraciones a la agencia oficial de noticias Bernama.
Frente a la UMNO y al Frente nacional compiten, por encima de todo, dos coaliciones: la Alianza Nacional (Perikatan Nasional) de Muyidin Yasin, y la propia Asamblea por la Esperanza, que ha nombrado al gran líder opositor malasio Anwar Ibrahim como su candidato a primer ministro, en unos comicios donde más de 940 candidatos se presentan a 222 escaños en juego (112 para ganar), con circunscripciones como Batu, en Kuala Lumpur, la capital, donde hasta una decena de contendientes se diputarán un único asiento.
Ello, en un escenario demográfico transformado en el que seis millones de jóvenes (hay que recordar que el país decidió bajar la edad de votación de 21 a 18 años) depositarán su voto por primera vez, sin poca o ninguna información sobre sus preferencias.
Ahora mismo, el opositor Anwar Ibrahim y su Alianza por la Esperanza lideran, según el Centro Mardakan en una encuesta recogida por Voice of America, la carrera con un 26 por ciento de los votos, solo dos puntos porcentuales más que el Frente Nacional de Ismail, que ha caído hasta un 24 por ciento en intención de voto. En tercer lugar se encuentra la Alianza Nacional de Muyidin, con 13 por ciento, cuatro puntos más que el mes anterior.
Las líneas étnicas que antes marcaban el favoritismo de las coaliciones se han diluido en un país de mayoría malaya e indígena (los bumiputera, un 70 por ciento de la población) cuyos votos se disputan Ismail y Muyidin, quienes comparecen con programas muy parecidos.
Si a eso se añade la existencia de una cuarta coalición, el Movimiento Patria (Gerakan Tanah Air) ya minoritaria, liderada por Mahathir Mohamad -- en su última oportunidad para volver al poder a sus 97 años -- y que también incluye la defensa de derechos de los malayos frente a la minoría china, el opositor Anwar podría acabar favorecido gracias a un programa más pragmático, centrado en la economía. Todo, teniendo en cuenta que hay un 31 por ciento de indecisos.
Y mientras, ONG como Human Rights Watch (HRW) piden que estas elecciones representen en la medida de lo posible los deseos de este nuevo y pujante electorado juvenil.
"Los votantes merecen un debate sólido durante esta campaña sobre los problemas de Derechos Humanos que les afectan a ellos y a sus familias a diario", ha manifestado Elaine Pearson, directora para Asia de Human Rights Watch. "Todas las partes deben comprometerse con las reformas que promoverán una Malasia respetuosa de los derechos en los próximos años", ha añadido.
En particular, los partidos y candidatos deben comprometerse públicamente a enmendar o derogar las leyes que tipifican como delito penal la difamación y la crítica a las autoridades, derogar todas las disposiciones legales que autorizan la detención sin juicio y abolir la pena de muerte, señaló Human Rights Watch.