JERSÓN, Ucrania (AP) — Ataques rusos interrumpieron el jueves el suministro eléctrico en gran parte de la ciudad ucraniana de Jersón, recientemente liberada, sólo unos días después que fuera restablecido en medio de una campaña de Moscú para destruir la infraestructura civil a medida que inicia el clima helado.
En Kiev, el alcalde Vitali Klitschko instó a los millones de habitantes de la capital ucraniana a abastecerse de agua y alimentos en conserva para un invierno que podría resultar miserable en caso de que más infraestructura energética sufra daños.
También exhortó a la población a considerar salir de la ciudad para refugiarse con amigos o familiares en otro lugar, de ser posible.
“Meses difíciles están por venir. El enemigo aún posee recursos sustanciales”, dijo el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksiy Reznikov. Agregó, sin embargo, que “los indicios se acumulan de que (Rusia) necesita una pausa a toda costa”.
Ucrania enfrenta fuego de artillería rusa y ataques con drones desde principios de octubre. El ataque ha sido especialmente intenso en Jersón desde que las fuerzas rusas se retiraron y el ejército de Ucrania recuperó la ciudad sureña hace casi tres semanas.
La presidencia de Ucrania informó el jueves que al menos dos civiles murieron y seis más resultaron heridos en diferentes puntos del país debido al más reciente ataque ruso. En Jersón, una mujer de 70 años murió en su apartamento y un hombre de 64 años resultó lesionado en la calle. Un adolescente de 15 años murió cuando un hospital en el poblado de Bilopillia, en la región nororiental de Sumy, fue impactado, de acuerdo con la oficina presidencial.
Las autoridades locales indicaron que aproximadamente dos tercios de Jersón contaban con electricidad a partir del jueves por la noche. Algunos residentes se congregaron en la estación del tren o en tiendas de campaña apoyadas por el gobierno que ofrecen calefacción, alimentos, bebidas y electricidad para cargar teléfonos celulares.
Caminando con cautela rumbo a un tren de evacuación, Liudmyla Biloshysta, de 79 años, dijo que decidió irse y reunirse con sus hijos en Kiev porque teme que las condiciones en Jersón empeoren.