MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
El informe revela que, en estos 10 años, la Fundación ANAR ha recibido 600.000 peticiones de ayuda y ha ayudado a 9.637 niños, niñas y adolescentes, 3.097 de los cuales llamaron habiendo iniciado ya el intento de suicidio. Los casos atendidos por ideación suicida también se han multiplicado por 23,7.
El perfil más común de los menores que presentan una conducta suicida es el de una mujer adolescente de entre 13 y 17 años, de familia migrante, con antecedentes de fuga, que se autolesiona y ha sido víctima de abuso sexual. ANAR advierte de que padecer alguna discapacidad o formar parte del colectivo LGTBIQ también aumenta el riesgo porque están más expuestos a discriminaciones y exclusiones.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2020 en España se produjeron 314 suicidios de menores de edad. Aunque durante la realización del presente estudio, el INE no ha publicado aún los casos referidos a 2021, la Fundación ANAR atendió, solo ese año, a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida.
"Las estadísticas de suicidio de menores de edad serían aún más escalofriantes en España si ANAR no hubiese salvado a esos casi 750 niños, niñas y adolescentes y a los 1.961 más que atendimos desde nuestras Líneas de Ayuda cuando ya estaban planificando su suicidio", ha subrayado el director de Programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros.
A lo largo de diez años, ANAR ha ayudado a 9.637 menores de edad que expresaron conductas suicidas, ya fuera ideación o intento de suicidio y el 63,8% de estos casos atendidos se ha concentrado en los últimos tres años, coincidiendo con la pandemia del coronavirus.
En concreto, el número de casos con conducta suicida ha experimentado un crecimiento del 1.921,3% en la última década y del 128% solo en el periodo posterior al Covid-19, entre 2020 y 2022, algo que ANAR atribuye a la situación de crisis sanitaria producida por la pandemia que ha supuesto una ampliación de los riesgos psicosociales (aislamiento, maltrato intrafamiliar, hacinamiento, abuso de las tecnologías, barreras asistenciales a la salud mental y pobreza).
Aunque ANAR advierte de que no existe una motivación objetiva para el suicidio, apunta que la violencia contra el menor de edad (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados de los asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia en el periodo 2019-2022.
Además, el informe señala que, entre todas las violencias, las más frecuentes son: acoso, ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4%), maltrato físico (14,7%), maltrato psicológico (10,4%), agresión sexual (7,2%) y violencia de género (3%).
En salud mental, ANAR destaca tres problemas asociados a la conducta suicida: autolesiones (13,7%), problemas psicológicos (8,7%) --tristeza, depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación-- y problemas de conducta (4,4%). A pesar de esto, la fundación advierte de que, entre 2019 y 2022, "sólo el 44%" de los niños o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico.
Asimismo, del estudio se desprende que la tecnología (servicios de mensajería, redes sociales, videojuegos) está implicada en el 45,7% de los casos con ideación o intento de suicidio.
Atendiendo a la frecuencia, gravedad y urgencia de los problemas detectados, ANAR ha detectado que más de dos tercios de las consultas por conducta suicida tienen una duración superior al año (68,4%) y se producen con una frecuencia diaria (70,2%). Además, el 86,2% son casos graves y el 72,6%, urgentes.
En respuesta a todos los casos atendidos, entre 2019 y 2022, ANAR ha llevado a cabo 6.970 derivaciones tanto sociales como jurídicas, 5.829 en el caso de ideación suicida y 1.141 en intento de suicidio; así como 939 intervenciones, 854 por ideación suicida y 85 por intento de suicidio. Para los profesionales expertos de ANAR resulta fundamental la detección precoz de los casos para actuar con la mayor celeridad posible y minimizar el daño a los menores de edad.