MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Uno de ellos es Rui Costa, nuevo ministro de Casa Civil --una suerte de primer ministro--, que dejó el gobierno de Bahía con altos índices de aprobación y que ha sido elegido por su fama de buen gestor más que por su perfil político para liderar una importante cartera por la que se coordina el trabajo del resto de ministerios.
En la Secretaría de Relaciones Institucionales estará el diputado federal Alexandre Padilha, quien será responsable de todas las negociaciones políticas del próximo gobierno, en especial en aquellas con el Congreso, en un contexto como el actual en el que dominan las fuerzas conservadoras. Hombre de confianza de Lula, ya ocupó el cargo entre 2009 y 2019 durante el segundo mandato del líder del PT.
Por su parte, el vicepresidente y tesorero del PT, Márcio Macêdo será el nuevo secretario general de la Presidencia, por lo que participará en las discusiones estratégicas del gobierno, mientras que el diputado Paulo Pimenta es favorito para comandar la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, ministerio de importancia estratégica por su gestionar que hace de los fondos publicitarios.
Está por todavía ver quién será el encargado del Gabinete de Seguridad Institucional, última oficina con categoría de ministerio cuya sede está en el edifico del Palacio del Planalto.
Con esta decisión, Lula se reserva el poder de contar con sus aliados más estrechos, aunque podría dar también rienda suelta al descontento de aquellos otros partidos que le ofrecieron su apoyo durante las elecciones, en especial de aquellas formaciones más al centro del espectro político.
No obstante, dicha maniobra ha sido una constante en los gobiernos anteriores del PT, tanto en los suyos como en el de la expresidenta Dilma Rousseff. La única excepción fue José Múcio, actual ministro de Defensa, que entre 2007 y 2009 fue elegido para ocuparse de la Secretaría de Relaciones Institucionales cuando era miembro del conservador Partido Laborista Brasileño (PTB).