A unas horas de que concluyera el año 2022, un nuevo ataque recordó uno de los hechos que han definido el año y, probablemente, la década: la guerra entre Ucrania y Rusia, en la que cada vez luce más lejana la posibilidad de concretar la paz y el cese de hostilidades.
La mañana del 29 de diciembre (hora local) varias regiones de Ucrania, incluida Kiev, sufrieron un ataque masivo de misiles rusos, el mayor registrado en las últimas semanas y que, de acuerdo con reportes locales, estaba dirigido contra centrales eléctricas y otras instalaciones críticas.
Valerii Zaluzhnyi, jefe militar de Ucrania, dijo que Rusia disparó 69 misiles contra instalaciones eléctricas y que las fuerzas ucranianas interceptaron y derribaron 54 de ellos, según reportes preliminares.
Después de más de 10 meses de guerra, Rusia y Ucrania están enfrentadas en una dura batalla de desgaste. El ejército ucraniano ha liberado franjas del territorio ocupado por Rusia en el noreste y el sur del país, y continúa resistiendo los persistentes intentos de Rusia de apoderarse de toda la región industrial de Donbás, en el este.
2023, año en que más países podrían sumarse a la guerra en Ucrania
Para Jonathan Este, editor de Asuntos Internacionales en el sitio The Conversation, el contexto detrás de esta reciente escalada está en la reciente visita de Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, a Estados Unidos, en donde se reunió con su homólogo, Joe Biden y donde dirigió un mensaje al Congreso.
“El Presidente ucraniano impresionó con su tono churchilliano, comparando el desafío de su país a la maquinaria bélica rusa con la lucha contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Sin duda, esto habrá irritado sobremanera a Vladimir Putin, que siempre ha insistido en que su invasión de Ucrania tenía por objeto librar al país de su ‘banda de drogadictos y neonazis’”, comenta Este.
Otro hecho clave es la reunión de Vladimir Putin, presidente de Rusia, con su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko. “La visita de Putin a Minsk ha alimentado las especulaciones de que Bielorrusia podría entrar en la guerra del lado de Rusia en este 2023. Algunos analistas creen que -al igual que en febrero de 2022- Rusia podría utilizar Bielorrusia como trampolín para otro asalto a Kiev y que esta vez las tropas rusas contarían con el apoyo del ejército bielorruso”.
3 PREGUNTAS CON
David Lewis, catedrático de Política Global de la Universidad de Exeter, Reino Unido
- Su más reciente libro es: “Russia’s New Authoritarianism: Putin and the Politics of Order” (El nuevo autoritarismo de Rusia: Putin y la política del orden) de Edinburgh University Press, 2020.
- Artículo reciente: Guerra en Ucrania: Moscú y Kiev hablan, pero no de paz
¿Qué escenarios cree que podríamos ver hacia 2023 en el conflicto entre Ucrania y Rusia?
El rumbo de la guerra sigue siendo muy impredecible. Es probable que Ucrania lance una nueva contraofensiva y podría tener cierto éxito: las fuerzas rusas se enfrentan a problemas de suministro y a una moral baja. Pero si Rusia entrena y equipa eficazmente a sus fuerzas recién movilizadas, podría mantener su posición actual durante el invierno e incluso lanzar ofensivas localizadas en primavera.
El escenario más probable sigue siendo una guerra de desgaste estancada, con una brutal guerra de trincheras en el frente y continuos ataques a las ciudades ucranianas.
¿Es la paz una opción para 2023? ¿Cree que es posible que se llegue a un escenario cercano a 2023?
La paz sigue siendo poco probable. Las dos partes tienen objetivos incompatibles. Ucrania quiere recuperar el control de todo su territorio, incluida Crimea. Putin probablemente sigue empeñado en objetivos maximalistas: destruir el Estado ucraniano moderno, apoderarse de parte de su territorio y deshacer el orden de seguridad europeo.
Podría haber conversaciones a finales de año si se produce un estancamiento en el campo de batalla, pero es poco probable que lleguen a un acuerdo de paz duradero.
¿Qué tendencia está teniendo el conflicto?
El escenario más probable es una guerra de desgaste desordenada y brutal a lo largo del año. Estados Unidos está decidido a evitar un conflicto OTAN-Rusia, pero la guerra podría escalar fácilmente hacia una confrontación más peligrosa entre Rusia y Occidente.
Sigue siendo poco probable que Moscú recurra a las armas nucleares tácticas, pero no se puede descartar si, por ejemplo, parece probable que Ucrania retome Crimea. La creciente capacidad y voluntad de Ucrania de atacar objetivos en el interior de Rusia también podría tener consecuencias impredecibles.
Las consecuencias mundiales de la guerra se harán más evidentes en 2023, cuando se afiancen las opiniones divergentes sobre Rusia. Lo más probable es que Occidente permanezca unido en su apoyo a Ucrania, pero las necesidades militares y económicas de este país se convertirán en un reto cada vez mayor en una época de crisis económica en Europa.
Muchos Estados no occidentales seguirán siendo reacios a aislar a Rusia económica y diplomáticamente: los vínculos de Moscú con Estados como Turquía, Emiratos Árabes Unidos, China e India serán clave para la supervivencia de su economía a pesar de las sanciones sin precedentes.
