Con motivo de las fiesta de diciembre, tanto las familiares como con amigos y en el trabajo, es frecuente que incremente el consumo de alcohol, aunque en algunas ocasiones su consumo puede recomendarse, no debe consumirse en exceso, ya que puede tener diversas consecuencias, la más inmediata es la resaca por abusar de su consumo.
Uno de los órganos más afectados por el alto consumo de bebidas alcohólicas es el hígado, ya que es el encargado de, entre otras 500 funciones, eliminar el alcohol del cuerpo, pero al haber una cantidad excesiva no puede deshacerse de otras sustancias, como las grasas que se acumulan en varias partes del cuerpo.
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También metaboliza las grasas, los carbohidratos y las proteínas, producir bilis y desintoxica la sangre, por lo que al darle una carga adicional para deshacerse de más toxinas, en este caso el metanol, no puede llevar a cabo correctamente todas su funciones.
Cuando hay poco alcohol en la sangre, el hígado transforma al etanol en una sustancia tóxica llamada acetaldehído, además de agua y dióxido de carbono que se termina por excretar, pero cuando no se puede eliminar todo el acetaldehído, éste se almacena en el cuerpo y es lo que produce la “cruda” o resaca.
Las personas que beben frecuentemente también puede desarrollar una enfermedad llamada hígado graso, es decir, al no poder eliminar todas las grasas, éstas se acumulan en varias partes del cuerpo, entre ellas el propio hígado; también el acetaldehído provoca que hepatitis alcohólica, la cual surge cuando este órgano se inflama, en este caso se debe dejar de beber por completo.
Cuando ese tipo de hepatitis continúa, el hígado comienza a cicatrizarse y esto impide que funcione en óptimas condiciones y esto produce la cirrosis, en este punto ya no se puede revertir el daño del hígado y la única opción es un trasplante; la mayoría de las personas a las que se les diagnostica cáncer en este órgano tienen algún antecedente de hepatitis.
Uno de los malestares de la resaca son las nauseas y el vomito, aunque es una de las experiencias más desagradables paras las personas, después de esto vienen una sensación de calma y mejoría para las personas.
Aunque muchos no lo crean, este es un mecanismo de protección del cuerpo para deshacerse de las sustancias que lo enferman y es una de las formas que tiene para eliminar los elementos tóxicos, en este caso el acetaldehído y al alcohol que aún no se procesa por el hígado.
“Al igual que sucede al llorar, inmediatamente después llega la calma y todo vuelve a la normalidad, a no ser que hayas contraído una infección mucho más grave. Las bacterias en el intestino activaba la liberación de serotonina, iniciando así un proceso químico que envia un mensaje por los nervios que conectan el cerebro con el intestino. Entonces, las neuronas Tac1+DVC, localizadas en el tronco encefálico, se activaban para provocar el vómito”, destaca un estudio realizado en China, informó El Confidencial.