El gobierno de Canadá anunció que pedirá una prueba negativa de COVID-19 a los pasajeros procedentes de China a partir del próximo jueves.
Con esto, el país se une a otras naciones como Australia y Estados Unidos, que ya han decidido reforzar el control fronterizo con el estado asiático.
“Estas medidas sanitarias previstas se aplicarán a los viajeros independientemente de su nacionalidad y estado de vacunación. Son temporales, vigentes durante 30 días, y se volverán a evaluar a medida que se disponga de más datos y pruebas”, dijo Justin Trudeau.
La medida se aplicará a todos los viajeros que lleguen en vuelos con origen en China, Hong Kong o Macao. De esta forma, los pasajeros tendrán que presentar un prueba negativa de coronavirus realizada no más de dos días antes de su salida o, en su defecto, una prueba de antígenos.
“Los pasajeros que dieron positivo más de diez días antes de su vuelo de salida, pero no más de 90 días, pueden proporcionar a la aerolínea la documentación de su resultado positivo anterior, en lugar de un resultado negativo”, ha explicado el Ejecutivo canadiense.
Por su parte, Marruecos ha decidido prohibir el ingreso a todos los viajeros procedentes de China a partir del 3 de enero con “el fin de evitar una nueva ola de propagación en Marruecos y todas sus consecuencias”.
“Esta medida excepcional no mancha en modo alguno la amistad sincera entre los dos pueblos y la asociación estratégica entre los dos países y a la que el Reino sigue estando fuertemente unido”, ha explicado el Ministerio de Exteriores en un comunicado, recogido por la agencia de noticias MAP.
La explosión de casos de COVID-19 en China, derivada de la retirada de la mayor parte de las restricciones impuestas durante toda la pandemia, ha generado preocupación a nivel mundial y ha derivado en la imposición en varios países de nuevos controles para los viajeros procedentes del gigante asiático.
