MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
El cambio climático modificará los ecosistemas de todo el mundo a través de dos tipos de fenómenos climáticos: los fenómenos extremos a corto plazo, como las olas de calor, y los cambios a largo plazo, como los cambios en las corrientes oceánicas. Los ecologistas llaman "pulsos" a los fenómenos a corto plazo y "presiones" a los cambios a largo plazo y es probable que las presiones y las pulsaciones tengan efectos diferentes en las especies animales pero no se sabe cómo ni cómo responderán los animales.
Sin embargo, comprender sus efectos es esencial para que los conservacionistas y los responsables políticos traten de preservar los ecosistemas y salvaguardar la biodiversidad.
En un artículo publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', el equipo del Center for Ecosystem Sentinels de la UW informa de que, aunque los distintos presiones y pulsos afectaron a los pingüinos de diversas maneras, ambas fueron igualmente importantes para la supervivencia futura de la población de pingüinos. También descubrieron que estos tipos de cambios climáticos, en conjunto, están provocando un declive general de la población en este lugar concreto.
"Descubrimos que la supervivencia de los pingüinos no depende únicamente, y ni siquiera en gran medida, de uno o unos pocos efectos climáticos --afirma el autor principal, T.J. Clark-Wolf, investigador postdoctoral en biología de la UW y científico del centro--. En su lugar, muchas presiones y pulsos diferentes impactan en la reproducción y supervivencia de los pingüinos a lo largo del tiempo".
El estudio analizó los datos recopilados en Punta Tombo desde 1982 hasta 2019 por la coautora Dee Boersma, fundadora del Centro de Centinelas de Ecosistemas y profesora de biología de la UW, y colaboradores.
Los datos incluyen supervivencia y éxito reproductivo de casi 54.000 pingüinos en el sitio, que históricamente es donde cientos de miles de pingüinos de Magallanes han venido a reproducirse cada verano; condiciones climáticas durante cada temporada de cría; las condiciones del océano frente a la costa de Punta Tombo, donde los adultos se alimentan durante la temporada de cría y llevan comida al nido para alimentar a sus polluelos y las condiciones oceánicas en alta mar a lo largo de la costa de Sudamérica, donde los adultos y los juveniles se alimentan cuando migran fuera de la temporada de cría.
Clark-Wolf y la autora principal Briana Abrahms, profesora adjunta de biología de la UW, integraron estos datos en un modelo de población integrado que analizaba los efectos de los distintos presiones y pulsos en la supervivencia de los pingüinos a lo largo del tiempo. Comprobaron que los distintos efectos climáticos tenían impactos diferenciados en la población de Punta Tombo.
Por ejemplo, las olas de calor -un pulso climático- tienen un efecto perjudicial sobre la población al matar tanto a adultos como a polluelos, como ilustra una ola de calor de un solo día en Punta Tombo en 2019 que mató a más de 350 pingüinos. Un pulso climático, el aumento de las precipitaciones en el lugar, también afectó negativamente a la población, ya que las tormentas durante la época de cría matan a los polluelos debido a la exposición.
El debilitamiento gradual de la pluma de limo expulsada al océano por el Río de la Plata, la segunda cuenca fluvial más grande de Sudamérica, es una presión que afectó positivamente a la supervivencia de los pingüinos. Esta presión afecta a las aguas de alimentación invernal de los pingüinos frente a las costas del norte de Argentina, Uruguay y Brasil.
Investigaciones anteriores de Ginger Rebstock, coautora del nuevo estudio e investigadora científica de la UW, han indicado que una pluma más débil puede facilitar que los pingüinos, sobre todo las hembras, capturen suficiente alimento cada invierno y regresen al lugar de cría en óptimas condiciones.
Pero los efectos positivos de una pluma más débil no podrían superar los efectos negativos de otros fenómenos climáticos en Punta Tombo, que durante casi cuatro décadas se ha vuelto más cálida y húmeda. El número de parejas reproductoras en el lugar ha disminuido de un máximo de aproximadamente 400.000 a principios de la década de 1980 a unas 150.000 en 2019.
"Esta colonia cumplirá 100 años en 2024, pero terminamos otro estudio sobre el terreno a finales de octubre en Punta Tombo y su número sigue disminuyendo --apunta Boersma--. Los pingüinos se están desplazando hacia el norte para estar más cerca de su alimento".
Las encuestas han informado de que los pingüinos de Magallanes están estableciendo otros lugares de cría más al norte de la costa sudamericana en busca de mejores oportunidades de alimentación. Según los investigadores, comprender cómo estas presiones y pulsos dan forma a esta población es crucial para informar los esfuerzos de conservación.
"Para que la conservación sea más eficaz, necesitamos saber dónde, cuándo y cómo aplicar nuestros limitados recursos --asegura Abrahms--. La información generada por este estudio nos dice de qué efectos climáticos debemos preocuparnos y de cuáles no, y por tanto puede ayudarnos a centrarnos en medidas que sabemos que tendrán un impacto positivo".
Las décadas de datos recogidos fielmente en Punta Tombo permitieron al equipo considerar los efectos de los cambios climáticos a largo plazo y los fenómenos extremos de forma combinada y, como resultado, predecir mejor cómo afectará el clima a esta población en el futuro. Creen que este mismo planteamiento puede ayudar a los conservacionistas y científicos a entender cómo afectarán los cambios climáticos a otras especies animales longevas de nuestro planeta en proceso de calentamiento.