Los activistas opuestos al aborto tendrán diversas razones para festejar —y algunas para inquietarse— cuando se reúnan el viernes en Washington para llevar a cabo la Marcha por la Vida.
Esa manifestación, la cual incluye un mitin que atrae a opositores al aborto de todo el país, se lleva a cabo anualmente desde enero de 1974, un año después de que el fallo de la Corte Suprema en el caso Roe vs. Wade estableciera el derecho a la interrupción del embarazo en todo Estados Unidos.
La reunión de este año —50 años después de esa determinación— será la primera desde que el máximo tribunal la derogó en un histórico fallo en junio de 2022.
Desde entonces, 12 estados gobernados por republicanos han implementado amplias prohibiciones al aborto, y varios más intentan hacer lo mismo. Pero con frecuencia estas medidas han sido contrarrestadas por otros desarrollos. Opositores a la interrupción del embarazo fueron derrotados en las urnas en Kansas, Michigan y Kentucky. Las cortes estatales han impedido que varias prohibiciones entren en vigor. Y están en marcha gran cantidad de intentos para ayudar a mujeres de estados donde el aborto está prohibido a que se los hagan fuera del estado o utilicen la píldora abortiva con el fin de que ellas mismas interrumpan su embarazo.
“Es casi como el Viejo Oeste... todo sigue muy agitado”, dijo Carol Tobias, presidenta del National Right to Life Committee, un organismo opuesto al aborto.
En un momento en que numerosos estados con gobiernos demócratas están tomando pasos para proteger y ampliar el acceso al aborto, Tobias equiparó la situación actual con la época previa a la Guerra Civil en que la nación estaba dividida casi en partes iguales entre los estados sin esclavitud y los estados esclavistas.
“No me sorprendería si tenemos algo como eso durante algunos años”, señaló. “Pero sí sé que las personas opuestas al aborto no se van a dar por vencidas; para nosotros es un asunto de derechos civiles”.
El tema para la Marcha por la Vida de este año es: “Pasos siguientes: Avanzando hacia adelante rumbo a un Estados Unidos pos-Roe”. Los oradores incluirán al entrenador de fútbol americano Tony Dungy, miembro del Salón de la Fama, y a la procuradora general de Mississippi, Lynn Fitch, que ganó el caso en la Corte Suprema que revocó el fallo del caso Roe vs. Wade.
La presidenta de la Marcha por la Vida, Jeanne Mancini, consideró que el fallo de junio fue “una victoria gigantesca para el movimiento antiaborto”.
“Pero la batalla para construir una cultura de la vida está lejos de haber terminado”, manifestó. “La Marcha por la Vida seguirá abogando por los no nacidos y por políticas que los protejan hasta que el aborto se convierta en algo impensable”.
Las perspectivas para que haya una ley federal que restrinja el aborto a nivel nacional son insignificantes por ahora, dado que cualquier medida de ese tipo que surgiera de la Cámara de Representantes, encabezada por los republicanos, enfrentaría un rechazo en el Senado, controlado por los demócratas. Las principales disputas se librarán en los estados.
Desde junio se han implementado prohibiciones casi totales al aborto en Alabama, Arkansas, Idaho, Kentucky, Luisiana, Mississippi, Missouri, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Texas y Virginia Occidental. Hay impugnaciones jurídicas pendientes en contra de varias de dichas prohibiciones.
Los abortos por elección tampoco pueden llevarse a cabo en Wisconsin, debido a incertidumbres jurídicas que enfrentan las clínicas de abortos, ni en Dakota del Norte, donde la única clínica que había se mudó a Minnesota.
Prohibiciones autorizadas por legisladores de Ohio, Indiana y Wyoming han sido bloqueadas por cortes estatales mientras se resuelven las impugnaciones jurídicas. Y en Carolina del Sur, el 5 de enero la Corte Suprema estatal derogó una prohibición al aborto tras seis semanas de embarazo, determinando que la restricción viola un derecho a la privacidad garantizado por la constitución estatal.
El Instituto Guttmacher, un grupo de investigación que respalda el derecho al aborto, dice que el resultado en general es “un panorama caótico que es problemático para los proveedores que intentan proporcionar atención y para las pacientes que tratan de obtenerla”.
“Cuando las personas no tienen acceso a atención para un aborto en su estado, se ven obligadas a tomar la difícil decisión de viajar distancias largas para obtener atención, a hacerse cargo ellas mismas de un aborto o a llevar a término un embarazo no deseado”, escribieron la semana pasada Elizabeth Nash e Isabel Guarnieri, que laboran en el Guttmacher.
Con miras al futuro, algunos líderes del movimiento antiaborto albergan esperanzas de que los republicanos nominen a un candidato presidencial para 2024 que presione enérgicamente para que haya restricciones al aborto a nivel nacional, en lugar de mantener el asunto como una cuestión a ser resuelta estado por estado.
“El enfoque para ganar en torno al aborto en las contiendas federales, algo que se ha demostrado a lo largo de una década, es este: Especificar claramente el ambicioso consenso de la posición opuesta a la interrupción del embarazo y contrastar eso con la visión extrema de los rivales demócratas”, dijo Marjorie Dannenfelser, presidenta de Susan B. Anthony Pro-Life America, una organización sin fines de lucro contraria al aborto.
Dannenfelser dice no estar sorprendida por los divisivos vaivenes que ha habido desde el fallo de junio.
“Así se ven las cosas cuando la democracia es restablecida y tenemos una voz en el debate”, manifestó. “Durante 50 años no tuvimos voz porque el poder judicial siempre iba a impedir que la opinión pública tuviera un efecto sobre la ley”.
“Siempre supimos que las cosas no serían fáciles (tras la derogación del fallo Roe vs. Wade)”, señaló, y agregó: “Sabemos que ninguna de las dos partes va a darse por vencida”.
Diversas encuestas de opinión desde junio han hallado que una mayoría de los estadounidenses respaldan el acceso a un aborto legal. Según un sondeo efectuado en julio por The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research, el 53% de los adultos de Estados Unidos dijeron estar en desacuerdo con la derogación del fallo Roe vs. Wade ordenado por la Corte Suprema, mientras que el 30% sí lo aprueba.
La profesora Kathleen Sprows Cummings, directora del Centro Cushwa para el Estudio del Catolicismo Estadounidense de la Universidad de Notre Dame, dejó entrever que el movimiento antiaborto podría padecer una imagen entre muchos estadounidenses de que le preocupa más controlar el cuerpo de las mujeres que ayudarlas a manejar embarazos no deseados.
“Es acerca de consolidar el poder político, más que sobre bebés”, señaló.
Algunos opositores al aborto están intentando contrarrestar ese tipo de percepciones. En Texas, por ejemplo, grupos opuestos a la interrupción del embarazo están exhortando a los legisladores a que gasten más dinero en servicios para texanas embarazadas o en maternidad, incluyendo ampliar la cobertura de los servicios para las madres del programa Medicaid.
Según Texas Right to Life, una organización antiaborto sin fines de lucro, la nueva prohibición del estado a la interrupción del embarazo ha tenido un gran impacto. Dice que las autoridades de salud estatales sólo registraron 68 abortos en julio de 2022, en comparación con 4.879 en julio de 2021.
El grupo hizo notar que la información no incluye abortos ilegales no reportados, que se cree ampliamente están aumentando a medida que las mujeres obtienen píldoras abortivas por correo o por proveedores de México.
Charles Camosy, profesor de humanidades médicas en la Escuela de Medicina de la Universidad Creighton y opuesto al aborto, ha analizado las notorias derrotas electorales sufridas por el movimiento antiaborto. Los votantes en Kansas y Kentucky rechazaron las enmiendas constitucionales que habrían declarado que no existe un derecho al aborto; los electores de Michigan aprobaron una enmienda que consagra el derecho a la interrupción del embarazo en la constitución estatal.
“Los opositores al aborto han perdido clara y severamente la batalla de relaciones públicas desde junio, y esto ha moldeado la forma en que la gente está votando”, declaró Camosy en un correo electrónico. Dijo que los partidarios del derecho al aborto están mejor organizados y cuentan con mejor financiamiento, mientras que muchos políticos opuestos al aborto evitaron tocar el tema o sonaron demasiado extremistas.
“Sin embargo, es obvio que han ocurrido cosas muy buenas”, agregó Camosy, que mencionó el descenso en el número de abortos en los estados con prohibiciones.
“Además, ahora los opositores al aborto disfrutan la oportunidad de debatir realmente estas cuestiones en un contexto abierto y democrático... a diferencia de toparse constantemente con los mandatos de diversos tribunales”, señaló. “Podríamos perder algunas batallas tempranas... pero vale la pena tener los debates”.
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