CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Los militares están cada vez más visibles en muchos puntos de México pero el miércoles el presidente de la Cámara de Diputados, el opositor Santiago Creel, les puso un freno en el salón de plenos de esa instancia legislativa.
El único objetivo de los soldados, que formaban parte de la banda de guerra del ejército, era participar en el acto protocolario de apertura del periodo legislativo.
Creel, del Partido de Acción Nacional, les negó la entrada con el argumento de que iban armados, un gesto concordante con el desagrado de colectivos y fuerzas políticas de oposición a lo que describen como la creciente militarización del país.
“Como presidente del Congreso no puedo permitir armas en este salón de sesiones que es un parlamento”, dijo en medio de los abucheos de legisladores oficialistas que le gritaban “traidor” y “vende-patrias” por impedir un homenaje a la bandera.
El actual gobierno del presidente de centro Andrés Manuel López Obrador ha asignado cada vez más funciones a los militares. El mandatario asumió la presidencia el 1 de diciembre de 2018 y la concluirá el 1 de octubre de 2024, un periodo de casi seis años.
En la actualidad, los militares participan en la lucha contra el crimen organizado, efectúan labores policiales, gestionan aduanas y actividades de migración, se les ve plantando árboles, construyendo grandes infraestructuras, vigilando el metro de la capital, llevando turistas a una antigua isla-penal del Pacífico o pidiendo el pase de abordar en uno de los aeropuertos capitalinos.
El miércoles, sin embargo, Creel, como presidente de la Cámara de Diputados, marcó el alto a los militares, quienes con sus trompetas, tambores y armas dieron media vuelta y abandonaron el recinto que simboliza la democracia del país.
