MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
"Estas dinámicas de atacar a comunidades a partir de una base identitaria, si no son abordadas, podrían alimentar las tensiones intercomunitarias, el reclutamiento por parte de grupos armados y los ataques en venganza, con un impacto obvio sobre los civiles", ha manifestado, antes de alertar especialmente de la situación en las regiones del centro-oeste y el centro-norte del país africano.
Así, ha explicado que el empeoramiento de la situación de seguridad está marcado por la politización de las actividades de pastoreo y trashumancia y las crecientes divisiones, incluida la estigmatización a partir de líneas religiosas y étnicas.
"Es un ambiente extremadamente volátil y es importante que las elecciones generales que se celebrarán el 25 de febrero no desencadenen violencia o incluso atrocidades", ha manifestado Nderitu, quien ha apuntado además a un aumento del discurso de odio étnico y la incitación a la discriminación.
Por ello, ha pedido a los líderes políticos nigerianos que cumplan su compromiso de llevar a cabo campañas electorales pacíficas, antes de reclamar a líderes tradicionales que actúen para rebajar las tensiones y evitar la incitación a la violencia. Nderitu ha reclamado además a las autoridades que las operaciones de lucha contra el terrorismo se llevan a cabo en línea con el Derecho Humanitario.
"Los continuos y elevados niveles de violencia contra comunidades en respuesta a la trashumancia, incluido el discurso de odio y la incitación a la violencia, son particularmente preocupantes de cara a las próximas elecciones en muchos países de la región", ha zanjado.
Nigeria ha sido escenario de un repunte de las tensiones intercomunitarias durante los últimos años debido a las disputas en torno a territorios y recursos, especialmente ante el impacto de la sequía. La mayoría de estos enfrentamientos han estado protagonizados por pastores fulani, mayoritariamente musulmanes, y agricultores asentados en el centro del país, principalmente cristianos.
Los fulani denuncian su marginación en Nigeria y otros países de la región, mientras que otras comunidades les acusan de ser miembros de grupos yihadistas que operan en la zona debido a que estos --incluidas las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico-- han aprovechado el descontento de los peul para engrosar sus filas. Esto ha derivado además en denuncias sobre abusos por parte de las fuerzas de seguridad contra esta comunidad.