MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
El pasado domingo, Erdogan avanzó con dar a Finlandia una respuesta "diferente" que a Suecia en los esfuerzos de ambos países nórdicos para incorporarse a la OTAN. Hay que recordar que Helsinki y Estocolmo solicitaron su integración simultánea en el bloque para protegerse de la amenaza de Rusia en medio de la guerra de Ucrania, pero Turquía, que tiene derecho de veto, exige a cambio que dejen de dar cobijo a individuos designados por Ankara como terroristas por su vinculación con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
La convocatoria de las elecciones generales en Turquía para el próximo 14 de mayo ha acelerado los tiempos de la decisión turca porque el Parlamento nacional suspenderá sus funciones el mes que viene lo que incapacitaría al Gobierno turco a tomar cualquier decisión al respecto hasta la apertura de un nuevo ciclo de Gobierno.
Las fuentes de Bloomberg han explicado que ahora mismo el Gobierno turco está muy satisfecho con la reacción de Helsinki a sus peticiones, en especial tras levantar la semana pasada un embargo del comercio de armas con Turquía, otra de las exigencias de las autoridades turcas.
De hecho, este pasado jueves la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, confirmó que su país había "resuelto las preocupaciones que presentó Turquía" aunque siempre empleó el plural para referirse a las "solicitudes" presentadas juntas por los dos países nórdicos. "Es importante que enviemos un mensaje claro: una incorporación conjunta va en beneficio de todo el mundo", añadió.
La relación entre Turquía y Suecia, añaden estas fuentes, es mucho más difícil. Erdogan les acusa de mantener a 120 "terroristas" sin entregar --"Si no hay extradición, lo siento mucho", apostilló el mandatario --y la reciente quema del Corán frente a la Embajada turca llevada a cabo por el ultraderechista sueco-danés Rasmus Paludan, que las autoridades suecas decidieron no abordar por respeto a la libertad de expresión, ha enrarecido todavía más el ambiente.
El Gobierno sueco ha prometido endurecer su ley antiterrorista aunque ha pedido tiempo para la ejecución del proyecto, estimada en seis meses y plazo que Ankara no está dispuesto a aceptar. "Turquía quiere cosas que no podemos ni queremos darles y ahora la decisión recae sobre los turcos", declaró a principios del mes pasado el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, durante la conferencia Pueblo y Defensa celebrada en Estocolmo y recogida por el diario 'Aftonbladet'.