MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
"El mundo, atormentado por la guerra y por tantos males, necesita signos, obras que susciten asombro, que dejen traslucir la maravilla de Dios, que no cesa de amar a sus criaturas y de maravillarse ante su belleza", ha subrayado el Papa.
Así lo ha afirmado al recibir este lunes en el Vaticano a unos 200 miembros de la Fundación Ente del Espectáculo, con motivo de las celebraciones vinculadas a su 75 aniversario de actividades.
En el discurso entregado por el Pontífice, Francisco ha encomendado a los artistas la tarea de "volver a despertar la maravilla" en un mundo "cada vez más artificial, donde el hombre se ha rodeado de las obras de sus propias manos".
Francisco ha recordado cómo en Italia el mundo católico ha dado vida a "una multiplicidad de experiencias ligadas a la comunicación social y, en particular, al cine" citando, entre otros, los centros comprometidos en los ámbitos radiofónico, teatral, cinematográfico y televisivo de la Acción Católica, como la oficina encargada por el Papa Pío XI, que hoy es la Comisión nacional de evaluación cinematográfica de la Conferencia Episcopal Italiana.
A continuación, ha centrado su discurso en el estupor. "Parece que Dios mismo siente estupor, maravilla ante la belleza de las criaturas, especialmente cuando contempla al ser humano. Quisiera decirles: volvamos a partir de aquí, del arte como estupor, en primer lugar para quien lo hace, para el artista", ha destacado el Pontífice.
También ha citado una película del director ruso Andrei Tarkovsky, que vivió en el siglo pasado, 'Andrej Rublëv', producida en 1966, que relee la historia de la Rusia del siglo XV a través de las hazañas del pintor ruso Andrej Rublëv.
"Pienso en esa obra maestra que es Andrej Rublëv, de Tarkovski: el artista se queda mudo a causa del trauma de la guerra. Me hace pensar en lo que ocurre hoy en el mundo. Rublëv ya no pinta, ni siquiera habla. Vaga perdido en busca de sentido, hasta que asiste a la fundición de una campana. Y al primer toque de esa gran campana, su corazón se abre de nuevo, su lengua se suelta, empieza a hablar de nuevo y empieza a pintar de nuevo. Y la pantalla se llena de los colores de sus iconos", ha recordado.
También ha destacado que el relato de la creación parece una película en la que Dios es "creador y espectador". "Es una historia de implicación, belleza y pasión: de amor. Pero al final de su acción creadora, Dios tiene un gesto sorprendente: se convierte en espectador de su obra, contempla lo que ha realizado y expresa su juicio: 'Vio que era algo bueno'", ha explicado.