MADRID, 22 (Portaltic/EP)
ChatGPT es un 'chatbot' desarrollado por OpenAI y que está entrenado para mantener una conversación en testo. Se basa en el modelo de lenguaje GPT 3.5 y puede ofrecer respuestas naturales, como si estuviesen formuladas por humanos, así como generar ideas, enlazarlas y recordar conversaciones previas.
Esta plataforma está disponible de forma gratuita y solo se requiere tener una cuenta en OpenAI para utilizarla. Este detalle preocupa a investigadores de ciberseguridad y artistas debido a las facilidades que encuentran los ciberdelincuentes para crear campañas maliciosas.
Este 'chatbot' tampoco recibe las mejores críticas por parte de creadores y artistas, que creen que otros usuarios pueen utilizar esta tecnología para crear obras libres de derechos en las que se plagia su estilo y comercializarlas.
Clarkesworld, que publica relatos de ciencia ficción y fantasía, ha denunciado haber recibido un gran número de obras escritas por una inteligencia artificial del estilo de ChatGPT o ChatSonic.
Para ilustrar el aluvión de relatos falsificados que ha recibido, ha compartido un gráfico en el que se puede ver el incremento en la curva de crecimiento de obras que registran plagios o son obras escritas por 'bots'.
Aunque comienza en 2019, las prohibiciones empiezan a notarse entre entre febrero y diciembre de 2020, principalmetne por plagios, siendo junio de ese año el mes en que se tuvieron que prohibir más manuscritos por tratarse de obras ilegítimas.
Con varios picos durante los años 2021 y 2022, los peores meses han sido de octubre de 2022 en adelante, coincidiendo con la popularidad de herramientas como ChatGPT, cuando lo que han empezado a prohibir son obras generadas por IA.
El punto más alto de recepción de documentos escritos por IA tuvo lugar el lunes 20 de febrero cuando, del total de manuscritos recopilados en menos de medio día, un 10 por ciento eran ilegítimos y no estaban escritos por autores reales. Este mes ya han superado al cifra de las 500 obras prohibidas por haber sido generadas por una máquina.
Para paliar este problema, Clarkesworld ha anunciado que ha cerrado la recepción de manuscritos, una decisión que ha tomado recientemente, asegurando que "no debería ser difícil adivinar por qué", según ha compartido en Twitter.
La editorial ha aclarado que no ha cerrado la revista que edita, sino que ha considerado dejar de recibir historias de autores, una solución que, por el momento, no tiene fecha de conclusión. En este sentido, es consciente de que "no es una solución para el problema" y que, aunque tiene algunas ideas para minimizarlo, "no va a desaparecer".
"Los detectores no son fiables. 'Pagar para enviar' sacrifica demasiados autores legítimos. Los envíos impresos no son fiables para nosotros", ha comentado, asegurando que las herramientas que permiten estas comprobaciones "son más caras de lo que las revistas pueden permitirse".