MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
Las explosiones de septiembre en el Nord Stream 1 y el Nord Stream 2 a su paso por el mar Báltico desataron en septiembre una ola de acusaciones y sospechas que a día de hoy sigue sin estar clara, más allá del consenso común de que fue un acto de sabotaje, algo en lo que coinciden desde Ucrania a Rusia, pasando por Estados Unidos.
Los nuevos datos recabados sugieren que los ataques fueron obra de un grupo contrario a Moscú, si bien se desconoce quiénes forman parte de esta célula o quién pudo costear la operación. Las fuentes oficiales consultadas por 'The New York Times' no han aclarado el origen de estas nuevas pistas ni tampoco han ofrecido una conclusión clara.
Washington ha compartido esta información con las autoridades de los países directamente afectados, responsables de las investigaciones, y por ahora sí descarta la implicación rusa. En la parte ucraniana, tampoco consta un aval del Gobierno de Zelenski, aunque no se descarta una relación indirecta con alguna autoridad, informa el rotativo norteamericano.
Tanto el Gobierno como los servicios de Inteligencia de Ucrania han negado públicamente cualquier responsabilidad en este incidente, que avivó las tensiones políticas y energéticas en plena escalada militar. Las autoridades de Rusia también se han desmarcado, señalando en cambio a los posibles beneficios políticos y económicos que obtendría Estados Unidos por el sabotaje.