El presidente de los obispos polacos, Stanislaw Gadecki, defendió a Juan Pablo II de las acusaciones de encubrimiento de abusos cuando Karol Wojtyla era todavía obispo de Cracovia y que sacaron a la luz dos investigaciones periodísticas.
“Los polacos deben recordar la bendición que la Providencia nos dio con este Papa. Hago un llamado a todas las personas de buena voluntad para que no destruyan el bien común y el legado que Juan Pablo II nos ha dejado”, solicitó Gadecki, en un comunicado.
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Esta es la primera reacción pública de la Iglesia de Polonia después de la publicación en ese país del libro “Máxima culpa. Juan Pablo II lo sabía”, del periodista Ekke Overbeek y de la proyección en el canal polaco TVN24 del reportaje Franciszkanska 3 (el domicilio del arzobispo de Cracovia). En este reportaje se acusa a Wojtyla de haber encubierto abusos cometidos por tres sacerdotes en la diócesis de la localidad.
Gadecki recordó que “defender la santidad y la grandeza de Juan Pablo II no significa decir que no podía cometer errores”, y que “ser pastor de la Iglesia en tiempos de la división de Europa en Occidente y el bloque soviético significaba afrontar desafíos difíciles”.
“Debemos ser conscientes de que, en ese momento, no solo en Polonia, en Europa había leyes diferentes a las de hoy, la conciencia social y las formas habituales de resolver problemas eran diferentes”.
Para el responsable de los obispos polacos, Juan Pablo II fue y sigue siendo “un punto de referencia moral y un intercesor en el Cielo para millones de polacos” por lo que calificó como “escandalosos” los intentos de “desprestigiar su persona y obra, bajo el pretexto de la preocupación por la verdad y el bien”.
Paulina Guzik es una periodista y redactora polaca experta en abusos en el seno de la Iglesia en Polonia, ella explicó que en realidad, el único caso novedoso que se muestra en el documental del periodista es el del sacerdote Boleslaw Sadusz, acusado de abusos, a quien mandaron posteriormente a Viena.
Gutowski muestra como prueba una carta de presentación dirigida al cardenal austriaco Franz Königen en la que omitió esas acusaciones. Sin embargo, Guzik manifestó que es un caso “muy complicado porque el documento que revela archivos del servicio secreto comunista”, lo que hace que la información no esté completa.
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El principal problema es que la Iglesia católica en Cracovia negado hasta ahora el acceso a los archivos: “No sabemos por qué se niegan, pero la gente en Polonia exige respuestas. Si la Curia polaca permitiera consultar la documentación podríamos contrastar qué tipo de quejas se hicieron, si eran rumores o si el cardenal Wojtyla sabía personalmente que había denuncias contra él. Sin eso, realmente no sabemos cuáles eran las intenciones del cardenal Wojtyla”.
“Wojtyla llegó a escribir al sacerdote abusador que todo delito debe ser castigado. Así que no sólo pensaba que los abusos eran un pecado, además que era un delito que se abusara de menores”, concluyó.
