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Eritrea tilda de "infundadas" y "difamatorias" las acusaciones de EEUU por crímenes de guerra en Tigray

Asmara denuncia una "hostilidad injustificada" y una "demonización" de Washington contra Eritrea

MADRID, 22 (EUROPA PRESS)

Las autoridades de Eritrea han tildado de "infundadas" y "difamatorias" las acusaciones vertidas por Estados Unidos contra Asmara por la responsabilidad de sus tropas en crímenes de guerra en el marco de los dos años de guerra en la región etíope de Tigray (norte), unas afirmaciones que ya provocaron el rechazo de Adís Abeba.

"El secretario de Estado (Antony Blinken) ha presentado nuevamente acusaciones infundadas y difamatorias contra las Fuerzas de Defensa de Eritrea en relación con los dos años de conflicto en Etiopía, desencadenados por la lamentable guerra de insurrección lanzada por el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), ha señalado el Ministerio de Exteriores eritreo en un comunicado.

Así, ha manifestado que "las acusaciones, que no son nuevas, no derivan de pruebas fácticas e irrefutables" y ha agregado que "supone una encarnación y continuación de la hostilidad injustificada y la demonización que las administraciones estadounidenses han llevado a cabo contra Eritrea desde 2009 para promover sus agendas políticas ocultas".

"Las sanciones ilegales y unilaterales impuestas contra Eritrea y la conducta inaceptable de Washington durante los últimos dos años, destinada principalmente a absolver y salvar al TPLF, sólo acentúan su complicidad por las trágicas consecuencias derivadas", ha recalcado, al tiempo que ha aseverado que estas acusaciones son parte de "una barata campaña de demonización destinada a chantajear e intimidar a Eritrea y el Gobierno federal de Etiopía".

En este sentido, el Ministerio de Exteriores eritreo ha subrayado que Washington "lanza acusaciones falaces" para "mantener como rehenes" a Asmara y Adís Abeba mientras "refuerza al TPLF para que genere más caos". "La violencia subsiguiente crearía pretextos y condiciones para mantener su injerencia e intervención ilícita", ha sostenido.

"El momento elegido para este anuncio también es significativo, en un contexto en el que las políticas erróneas de Washington están siendo desafiadas a nivel global, especialmente en el continente africano", ha argumentado Asmara, que ha reclamado a Washington que "deje de lado los actos cínicos y engañosos y su injerencia ilegal".

"Los pueblos de Eritrea, Etiopía y la región en su totalidad tienen un derecho inalienable a encontrar soluciones duraderas a sus propios problemas y Estados Unidos no tiene derecho moral o legal para actuar como fiscal y juez en estos asuntos", ha aseverado, al tiempo que ha vuelto a responsabilizar al TPLF de la "devastadora guerra" registrada entre noviembre de 2020 y noviembre de 2022 en la región de Tigray.

La respuesta de Asmara ha llegado después de que Adís Abeba rechazara las acusaciones de Blinken e indicara que sus palabras "no incluyen nuevas conclusiones" respecto a las formuladas por la investigación conjunta de la Comisión de Derechos Humanos de Etiopía y la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

"El Gobierno de Etiopía no acepta las amplias condenas contenidas en el comunicado y no considera que esta postura unilateral y confrontacionista tenga ningún valor", dijo, antes de recalcar que las denuncias de Estados Unidos "son selectivas" y "atribuyen de forma injusta la culpa entre las diferentes partes en conflicto". Asimismo, criticó que el comunicado fue publicado "en un momento inoportuno", dado que llega justo después del inicio de las consultas nacionales "para abordar opciones sobre la justicia de transición, siendo la rendición de cuentas uno de los pilares" de la misma.

El Ejecutivo etíope y el TPLF se encuentran sumidos en un proceso de diálogo para materializar un acuerdo de paz, tras el cese de hostilidades pactado en noviembre de 2022 en Sudáfrica. El Parlamento de Etiopía ha adoptado este mismo miércoles una decisión para sacar al grupo de su lista de organizaciones terroristas.

El conflicto en Tigray estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército etíope, situada en la capital de Tigray, Mekelle, tras lo que el Gobierno del primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el grupo, tras meses de tensiones a nivel político y administrativo, incluida la negativa del TPLF a la hora de reconocer un aplazamiento electoral y su decisión de celebrar comicios regionales al margen de Adís Abeba.

El TPLF acusó a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.

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