SANTIAGO (AP) — Un ataque a balazos a una comisaría y a un terminal de buses dejó dos muertos -un atacante- y varios heridos en la comuna de Calama, al norte de Chile, y evidencia una vez más la crisis de inseguridad que vive Chile y que se ha convertido en el principal problema que enfrenta el presidente Gabriel Boric.
Calama, a 1.550 kilómetros al norte de la capital chilena, es una de las 46 comunas elegidas para integrar el plan “Calles sin Violencia” con el que el gobierno buscará disminuir la violencia delictiva. Las 346 comunas chilenas escogidas concentran, en conjunto, en torno al 50% de los delitos más graves en el país.
El plan partirá la próxima semana con 10 comunas, entre ellas, no está Calama, aunque eso podría variar tras lo ocurrido en las últimas horas.
El martes por la noche una banda atacó a balazos una comisaría, dejando dos civiles heridos, y luego disparó a cuatro ciudadanos venezolanos en un terminal de buses, matando a uno y dejando tres heridos. Ya en la madrugada, una persecución policial concluyó con uno de los atacantes muerto.
La vocera del gobierno, Camila Vallejo, afirmó el miércoles que lo sucedido en Calama es otra muestra adicional del incremento de los delitos violentos y del poder de fuego en el país.
En Chile hay unas 765.000 armas de fuego inscritas, aunque estimaciones del proyecto Small Arms Survey, del Instituto Superior de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra, Suiza, cifran en unas 2,2 millones las armas en circulación, entre legales y no registradas.
