Las personas en general quieren perder peso y deshacerse de la grasa que se acumula en el estómago, la cual las hace sentir poco atractivas. Sin embargo, la mejor razón para perder esa grasa es porque representa un peligro para la salud.
“La grasa visceral es un buen indicador del desarrollo de enfermedades metabólicas como la hipertensión, diabetes o condiciones cardiacas”, comenta el Dr. Garth Davis, cirujano bariátrico del Hospital Houston Methodist.
Cuando comiences un programa para perder peso es muy importante tener como objetivo primario combatir la grasa del abdomen. Desde luego que, al perder peso, se pierde en consecuencia esa grasa visceral también, que es justamente la que se encuentra debajo de las paredes del abdomen y que rodea a los intestinos. Comúnmente le llamamos “la panza”.
No toda la grasa es creada igual
La mayor parte de la grasa que tenemos por debajo de la piel se le llama grasa subcutánea y la podemos tener rodeando los lados de la cadera, glúteos, muslos y brazos; y aunque pueda parecernos cosméticamente desagradable, no es un tipo de grasa particularmente dañina.
La grasa visceral, por su parte, es sumamente peligrosa. Se acumula de manera profunda en la cavidad abdominal y empuja hacia afuera al estómago. Se le llama grasa visceral porque rellena los espacios entre los órganos como el estómago y los intestinos.
”Entre más peso tenga una persona, las áreas estándar donde se acumula la grasa se saturan y se comienza entonces a depositar alrededor de los órganos abdominales y también alrededor del corazón. Cuando realizamos cirugías bariátricas notamos que el estómago de los pacientes está lleno de grasa, pero también lo están el hígado, los intestinos y todos los demás órganos.”, indica el especialista.
El Dr. Davis explica que “la grasa visceral está compuesta de células biológicamente activas, se trata esencialmente de un órgano endócrino que secreta hormonas y otros químicos asociados a enfermedades que padecen los adultos mayores. Entre estas sustancias se encuentran las citoquinas que potencian las condiciones cardiacas y hacen que el cuerpo sea menos sensible a la insulina, lo que puede ocasionar diabetes.
También producen un precursor de la angiotensina, una proteína que causa que los vasos sanguíneos se contraigan generando que la presión arterial suba”.
¿Eres una pera o una manzana?
La manera más precisa de determinar cuanta grasa visceral tienes es haciéndote una resonancia magnética o una tomografía computarizada. Sin embargo, hay formas más simples de que saber si tienes más grasa visceral o subcutánea.
La primera es la forma de tu cuerpo. Las personas con “forma de pera”, se caracterizan por caderas más grandes y tienden a tener más grasa subcutánea. Por otro lado, las personas con “forma de manzana” se caracterizan por cinturas más amplias y tienen mucha grasa visceral.
Con una cinta métrica puedes medir tu circunferencia de cintura y si es mayor de 88 centímetros en mujeres y de 102 en hombres, indica una cantidad alta y peligrosa de grasa visceral. Para hacer correctamente esta medición, coloca la cinta métrica a la altura del ombligo y no de la parte más angosta del torso. Recuerda no apretar la cinta al medirte, pero tampoco la pongas demasiado suelta.
Si tienes más altura que el promedio, quizá esas medidas no sean significativas y lo mejor es estar consciente y monitorear con regularidad si la cintura está creciendo. Eso te puede dar una buena idea de si estás ganando grasa visceral.
Los peligros de la grasa visceral
La salud cardiovascular es la víctima número uno de la grasa visceral. En un estudio hecho en mujeres europeas entre 45 y 79 años se encontró que aquellas con las cinturas más grandes tienen el doble de riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. Se doblan los números a pesar de haber ajustado el estudio a factores de riesgo como presión arterial, colesterol, tabaquismo e índice de masa corporal.
Por cada cinco centímetros adicionales en la cintura de una mujer, su riesgo se eleva un 10%. Pero la grasa visceral está implicada en muchas más enfermedades tales como:
- Asma: En un estudio realizado en profesoras de California, las mujeres con grandes cantidades de grasa visceral tuvieron un 37% de mayor probabilidad de desarrollar asma que las mujeres con baja cantidad de este tipo de grasa. Los investigadores le atribuyen a la grasa la capacidad de inflamar los tejidos, incluyendo las vías aéreas.
- Cáncer: La grasa visceral también se asocia al cáncer colorrectal y al cáncer de mama. En un estudio coreano se encontró que las mujeres postmenopáusicas con grasa visceral doblaban su riesgo de padecer estos tipos de cáncer. De manera similar, en un estudio holandés se encontró que las participantes que tenían cinturas mayores a los 88 cm pero que perdieron 6 kilos, mostraron cambios en sus biomarcadores para cáncer de mama, estrógeno, leptina y proteínas inflamatorias; indicando una reducción en sus riesgos de cáncer.
- Demencia: Un estudio de California encontró que las personas en sus años cuarenta con alta grasa visceral tenían tres veces mayor riesgo de desarrollar demencia 30 o 40 años más tarde que aquellos participantes que tenían menor grasa visceral a la misma edad. Algunas otras condiciones ligadas a la grasa visceral incluyen: diabetes, accidente cerebrovascular, pérdida de la función pulmonar, dificultades para dormir y migraña. El exceso de grasa visceral dobla el riesgo de muerte prematura, de acuerdo con un estudio realizado con más de 350 mil hombres y mujeres europeos y que se publicó en el New England Journal of Medicine.
Cómo puedes combatir la grasa visceral
Primero lo primero: Todas las personas tenemos alguna predisposición genética a depositar grasa de manera diferente. Las hormonas también juegan un papel importante, por eso se ve que los hombres de mediana edad depositan grasa mayormente en medio mientras que las mujeres la llevan en sus caderas y muslos.
Además no existen medicamentos para bajar de peso que vayan dirigidos en específico a la grasa del estómago y la cirugía bariátrica está solo indicada para personas con obesidad mórbida que tienen un IMC (Índice de Masa Corporal) de al menos 40.
La buena noticia es que la grasa del estómago se pierde fácilmente, solo se necesita trabajarlo. El Dr. Davis del Hospital Houston Methodist te explica que debes hacer:
- Dieta: No existe ninguna dieta especial que reduzca la grasa visceral únicamente. El Dr. Davies recomienda a sus pacientes comer una dieta predominantemente basada en plantas, frutas, verduras, legumbres y baja en azúcares, carne, leche, huevo y productos procesados.
- Ejercicio: No es posible hacer ejercicio dirigido específicamente a perder grasa visceral pero cuando se pierde peso, habitualmente la grasa del estómago se va primero. El Dr. Davies sugiere a sus pacientes ser activos, pero no matarse con el ejercicio. Basta con 30 minutos a una hora de ejercicio, cinco días a la semana y entre ocho mil a 10 mil pasos diarios, que harán una notable diferencia.
- Sueño: Tener suficientes horas de sueño es fundamental. Las personas que duermen entre seis y siete horas por noche ganaron menos grasa visceral que las que duermen menos de cinco horas o más de ocho por noche.
- Estrés: Haz lo mejor que puedas para limitarlo. Reúnete con amigos y familia, relájate en la naturaleza, medita y haz ejercicio. “Estamos programados para comer, por eso lo único que va realmente a ayudar a perder la grasa visceral es hacer cambios en el estilo de vida, alimentarse sanamente y ser más activo. ¡Sí se puede lograr!”, concluye el bariatra del Hospital Houston Methodist.