WASHINGTON (AP) — Los presidentes Joe Biden y Yoon Suk Yeol firmarán el miércoles un acuerdo que incluye planes de que submarinos estadounidenses con armas nucleares atraquen en Corea del Sur por primera vez en más de 40 años, una llamativa muestra de apoyo a Seúl entre crecientes preocupaciones por las amenazas nucleares de Corea del Norte, según miembros destacados del gobierno de Biden.
Esas visitas son una pieza clave de la llamada “Declaración de Washington” dirigida a disuadir a Corea del Norte de atacar a su vecino. El pacto se presentaría durante la visita de estado de Yoon y en un clima de preocupación para los dos líderes por el creciente ritmo de ensayos balísticos norcoreanos en los últimos meses.
Tres funcionarios del gobierno de Biden, que informaron a periodistas bajo condición de anonimato antes de la presentación oficial, dijeron que los equipos de Biden y Yoon habían ultimado los detalles del plan durante meses y acordado que las “demostraciones muy claras de fuerza” de forma “ocasional” de la capacidad disuasoria estadounidense debían ser una pieza central del texto.
El documento intenta calmar el temor de Corea del Sur por el agresivo programa norcoreano de armas nucleares y evitar que el país reanude su propio programa nuclear, al que renunció hace casi 50 años cuando firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear. Washington y Seúl también cooperarían más de cerca en su estrategia de respuesta en caso de que el Norte ataque al Sur, aunque el control operativo de esas armas permanecería en manos de Estados Unidos y no se desplegarían armas nucleares en las costas de Corea del Sur.
El documento también pide a los ejércitos estadounidense y surcoreano que refuercen sus entrenamientos conjuntos e integren mejor los activos militares surcoreanos en el esfuerzo conjunto de disuasión estratégica. Como parte de la declaración, Corea del Sur reafirmaría su compromiso con el Tratado de No Proliferación Nuclear, un acuerdo firmado por varias potencias nucleares y no nucleares que prometieron su cooperación para frenar la expansión de tecnología nuclear, según los funcionarios.
Durante su campaña a la presidencia el año pasado, Yoon dijo que pediría aumentar el despliegue estadounidense de bombarderos, portaaviones y submarinos nucleares en Corea del Sur para dar una respuesta más firme a las amenazas norcoreanas que la de su predecesor, Moon Jae-in.
En plena Guerra Fría a finales de la década de 1970, los submarinos estadounidenses con misiles balísticos nucleares visitaban con frecuencia puertos surcoreanos, en ocasiones dos o tres veces al mes, según la Federación de Científicos Estadounidenses. Era una época en la que Estados Unidos tenía cientos de cabezas nucleares en Corea del Sur.
Pero en 1991, Estados Unidos retiró todas sus armas nucleares de la Península de Corea y al año siguiente Seúl y Pyongyang firmaron una declaración conjunta en la que prometían que ninguno de los dos “prueba, manufactura, produce, recibe, posee, almacena, despliega ni utiliza armas nucleares”. Pero conforme el Norte incumplía esa declaración de forma reiterada durante años, crecía el apoyo en Corea del Sur a que Estados Unidos volviera a llevar armas nucleares al país.
Un miembro del gobierno de Biden advirtió que “está claro” que no hay planes de que el gobierno “devuelva las armas nucleares tácticas ni de ninguna otra clase a la Península de Corea”. En lugar de eso, los funcionarios dijeron que se barajaban visitas de submarinos con misiles balísticos, seguidas por un despliegue más frecuente de activos estadounidenses como bombarderos o portaaviones en Corea del Sur.
Las crecientes amenazas nucleares de Corea del Norte, junto con el temor por la agresividad económica y militar china en la región, han hecho que el gobierno de Biden amplíe su alianza asiática. Para ello, Biden ha prestado mucha atención a Yoon y al primer ministro de Japón, Fumio Kishida. La semana que viene, Biden recibirá al presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., para reuniones en la Oficina Oval.
En el último año, Corea del Norte ha ido ampliando su arsenal nuclear, mientras que China y Rusia bloqueaban de forma reiterada los esfuerzos liderados por Estados Unidos para endurecer las sanciones sobre Pyongyang por su sucesión de ensayos prohibidos de misiles.
Dentro de su campaña armamentística, Pyongyang hizo este mes por primera vez una prueba de vuelo de un misil balístico intercontinental de combustible sólido. Eso se interpretó como un posible hito en los esfuerzos del país por obtener un arma más poderosa y difícil de detectar que pueda llegar al territorio continental de Estados Unidos.
Además de la disuasión nuclear, se esperaba que Biden, Yoon y sus colaboradores hablaran sobre la guerra de Rusia en Ucrania. La Casa Blanca ha elogiado a Seúl por enviar unos 230 millones de dólares en ayuda humanitaria a Kiev, pero Biden querría que Seúl adoptara un papel aún mayor en la ayuda a Ucrania contra Rusia.
La visita de Yoon se produjo apenas unas semanas después de filtraciones de documentos clasificados estadounidenses que han complicado las relaciones con sus aliados, incluido Corea del Sur. Los documentos, a los que tuvo acceso The Associated Press, indican que el Consejo de Seguridad Nacional de Corea del Sur “discutió” con Estados Unidos a principios de marzo sobre una petición estadounidense de que proporcionara munición de artillería a Ucrania.
Los documentos, que mencionaban un informe de inteligencia, señalaban que el entonces director de la agencia, Kim Sung-han, sugirió la posibilidad de vender las 330.000 rondas de munición de 155 milímetros a Polonia, dado que el objetivo definitivo de Estados Unidos era que la munición llegara rápido a Ucrania.
Un funcionario del gobierno estadounidense dijo que Biden tenía previsto hablar con Yoon sobre “lo que significa que todos los aliados alineados sigan apoyando a Ucrania” y preguntar al mandatario “cómo podría verse su apoyo en el futuro”.
Los dos jefes de estado tenían previsto ofrecer una conferencia de prensa el miércoles. Por la noche, Biden y la primera dama, Jill Biden, homenajearían a Yoon y su esposa, Kim Keon Hee, con una cena oficial en la Casa Blanca.