ISLAMABAD (AP) — Un alto tribunal de Islamabad concedió el viernes al ex primer ministro Imran Khan protección frente a su arresto en un caso de corrupción y decretó su libertad bajo fianza.
El fallo tenía en vilo al gobierno y a las legiones de seguidores del líder de la oposición tras días de disturbios violentos luego de la detención de Khan a principios de semana. El ejecutivo dijo que encontrará la forma de volver a arrestar al político, una medida que podría recrudecer los disturbios y los ataques de las turbas.
La sentencia de la Corte Suprema de Islamabad blinda a Khan ante su detención por uno de los casos corrupción que pesan sobre él durante un periodo de dos semanas, una forma de libertad provisional que suele renovarse.
Khan permaneció en el tribunal tras conocerse el fallo mientras sus abogados solicitaban a los jueces una protección similar en relación con otros cargos por corrupción, en un intento de cerrar una vía legal para una futura detención.
El principal abogado de Khan, Babar Awan, elogió la decisión judicial y afirmó que el político era ahora “un hombre libre”.
El gobierno sostiene que la puesta en libertad de Khan recompensa y fomenta la violencia. Tras su arresto el martes, sus partidarios atacaron instalaciones militares, quemaron autos y ambulancias y saquearon tiendas. Las autoridades respondieron con la detención de casi 3.000 personas. Los disturbios se cobraron la vida de al menos 10 seguidores de Khan y docenas de manifestantes y más de 200 agentes de policía resultaron heridos.
La detención fue una medida sorprendente y polémica: agentes de la Oficina Nacional de Rendición de Cuentas irrumpieron en la Corte Suprema de Islamabad, donde Khan asistía a una vista por otras acusaciones — la misma sala donde compareció el viernes — y fue sacado a rastras e introducido por la fuerza en un vehículo blindado.
La Corte Suprema de Pakistán dictaminó el jueves que el arresto de Khan fue ilegal, pero pidió al tribunal de la capital, de menor rango, que reconsiderase su decisión inicial de ratificar la detención.
La polémica en torno a Khan — una figura que inspira tanto una lealtad absoluta como una furiosa oposición — amenaza con abrir un nuevo episodio de división en una nación acostumbrada a los golpes militares, las crisis políticas y la violencia. Los disturbios recuerdan a los registrados en 2007 tras el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto durante un acto electoral. Sus partidarios, enojados por su muerte, arrasaron el país durante días.
Khan, una estrella del críquet reconvertido en político islamista, fue destituido como primer ministro el año pasado tras una moción de censura y ahora dirige la oposición. Tiene más de 100 casos abiertos, la mayoría relacionados con acusaciones de incitación a la violencia y amenazas a policías y funcionarios del gobierno.
Además, está implicado en al menos tres casos de corrupción. El jueves se presentó un nuevo cargo de terrorismo en su contra por incitar supuestamente a sus seguidores a la violencia luego de su arresto.
Tras la orden de liberación de la Corte Suprema el jueves, Khan pasó la noche en una residencia gubernamental en Islamabad, acompañado por familiares y amigos.
El presidente del país, Arif Alvi, también se reunió con él. Alvi ha intentado suavizar las tensiones entre Khan y el gobierno del primer ministro, Shahbaz Sharif, para evitar un empeoramiento de la crisis.
En su intervención el viernes en una reunión extraordinaria del gobierno para debatir la situación, Sharif criticó el fallo de la Corte Suprema alegando que existía un “auténtico caso de corrupción contra Khan, “pero el poder judicial se ha convertido en un muro que lo protege".
El gobierno de Sharif trata de gestionar la crisis política en medio de una crisis económica cada vez más grave, además de hacer frente a ataques insurgentes. Según el ejército, dos soldados murieron y tres resultaron heridos el viernes en un asalto a un puesto de seguridad en Muslim Bagh, en la provincia suroccidental de Baluchistán. Dos insurgentes murieron en el tiroteo, agregó.