Las semillas de la inesperada compra del Wrexham por parte de un par de celebridades de Hollywood fueron sembradas al mirar en forma maratónica una serie de Netflix que abordaba los momentos brillantes y las numerosas decepciones de otro club británico con raíces profundas en su comunidad local.
Fue durante el momento más complicado del confinamiento por la pandemia que Rob McElhenney, uno de los dos nuevos dueños del Wrexham, junto con el protagonista de “Deadpool" Ryan Reynolds, se descubrió mirando los episodios de la serie ”Sunderland ‘Til I Die".
Sunderland, un club fundado hace casi 150 años en el noreste de Inglaterra, había descendido recién de la Liga Premier y buscaba volver de inmediato. En vez de ello, cayó a la League One, el equivalente de la tercera división, en 2017-18.
Fue uno de los momentos más oscuros para los seguidores de un club convertido en el hazmerreír, donde el caos y a veces el ridículo solían imperar.
Cinco largos años después, la recuperación está en marcha.
Sunderland logró el ascenso a la segunda categoría la temporada pasada, y finalizó recién entre los cuatro puestos que otorgan derecho a disputar una promoción para volver a la Premier.
Esa promoción comienza el sábado, cuando Sunderland choque contra Luton en el partido de ida, por el derecho de disputar la final de ascenso del 27 de mayo. Ese partido en Wembley se considera el más lucrativo del fútbol, ante las ganancias que garantiza a futuro.
“’Til The End” (hasta el final), el nombre del documental de Netflix, ha sido el lema del club en las redes sociales durante las últimas dos campañas. Recuperar su lugar en la máxima categoría es la meta final del Sunderland y de sus sufridos seguidores, algunos de los cuales desempeñaron papeles protagónicos en el programa que abrirá una tercera serie en los próximos meses.
El jueves, se formaron largas filas frente al Stadium of Light, para comprar entradas de uno de los partidos más importantes del club en este siglo.
Casi 45.000 aficionados llenaron el estadio para la semifinal disputada en casa el año pasado, lo que demostró el gran apoyo con el que cuenta uno de los clubes más antiguos de Inglaterra, seis veces monarca de la primera división pero que consiguió su último título en 1936.
Es el caso de otros equipos que juegan en las categorías inferiores.
“Es increíble ver a la gente del Sunderland que disfruta tanto su fútbol”, indicó Tony Mowbray.
Mowbray se hizo cargo en agosto como reemplazo de Alex Neil, quien se marchó a Stoke, otro equipo de segunda, y terminó detrás del Sunderland.
Muchos jugadores, entrenadores e incluso dueños se han caído de la montaña rusa del Sunderland desde 2017, cuando el club descendió de la Premier.
Su propietario más reciente es Kyril Louis-Dreyfus, un empresario francés que adquirió una participación controladora en 2021 y pasó a ser el dueño mayoritario el año pasado. Tiene también una participación minoritaria en el Olympique de Marsella, del que su padre Robert fue dueño.
Mowbray es el séptimo técnico nombrado de forma permanente en el cargo dentro del Sunderland desde 2017. Otro fue Phil Parkinson, quien está ahora a cargo del Wrexham y ha conducido recién al club galés al ascenso desde la quinta división, para beneplácito de Reynolds y McElhenney.
Siguiendo el ejemplo de “Sunderland ’Til I Die", las dos celebridades han hecho su propio documental sobre Wrexham. Se titula “Welcome to Wrexham”.
Y en cierto sentido, Sunderland y Wrexham han compartido una historia similar. Se trata de clubes de un área poblada por la clase trabajadora, que a veces han sido afectados por dueños impopulares, problemas financieros y penurias en la cancha, pero que siempre cuentan con el apoyo de sus hinchas leales y apasionados.