MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
En zonas afectadas, el mayor riesgo es para los viajeros que visiten a sus familiares en las áreas rurales, así como para los trabajadores sanitarios que colaboren en la respuesta al evento; no obstante, "el riesgo se considera bajo", siempre que se cumplan las medidas de control de la infección.
En cuanto, a la probabilidad de introducción de la enfermedad en España a partir de un caso importado y la posibilidad de que se produzca transmisión secundaria, Sanidad cree que es "muy baja" debido a la existencia de mecanismos eficaces para la detección temprana de casos y la implementación de medidas de control.
En los últimos meses, Nigeria ha experimentado un aumento en la incidencia semanal de casos de Fiebre Lassa, entre un 20 y un 60 por ciento con respecto a la incidencia de los últimos años. Desde el comienzo del año 2023 y hasta el 30 de abril, se han notificado 5.084 casos sospechosos, 918 casos confirmados y 156 muertes (tasa de letalidad del 17 por ciento).
Aunque los últimos datos epidemiológicos parecen indicar que la tendencia creciente en el número de casos se ha estabilizado, el virus se ha distribuido ampliamente por el país, afectando a zonas en las que hasta ahora no se habían notificado casos. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el país está teniendo dificultades para controlar la situación debido, entre otras causas, a la coexistencia de diferentes emergencias sanitarias, la falta de equipos de protección individual y el retraso en el envío de muestras para la confirmación de los casos.
En el informe, el Ministerio de Sanidad recuerda que la relación de España con Nigeria es importante, tanto por la presencia de un gran número de personas de origen nigeriano residiendo en España, como por la existencia de relaciones económicas y comerciales.
Asimismo, incide en que el riesgo se puede minimizar, para ello, en las zonas de transmisión del virus, deben aplicarse medidas de prevención y reducción de la exposición a excrementos de roedores, principalmente a través de medidas higiénicas comunitarias, como el adecuado almacenamiento de los alimentos, evitar exposición al polvo, evitar el consumo de roedores, así como disminuir las poblaciones de roedores dentro y fuera de los hogares.
En cuanto a los viajeros que vayan a zonas en las que haya transmisión, deben evitar el consumo de bebidas y alimentos que puedan estar contaminados con orina y/o heces de roedores, seguir las medidas de control de la infección, evitar la exposición directa a roedores y el contacto con personas con síntomas compatibles de fiebre hemorrágica.
El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) está monitorizando de cerca la situación a través de actividades de inteligencia epidemiológica. También, se están llevando a cabo actividades de información pública a través de la publicación de evaluaciones de riesgo.
El Ministerio de Sanidad recomienda a los viajeros que se dirijan a las zonas afectadas de Nigeria, que acudan previamente (recomendable 4-6 semanas antes) a un Centro de Vacunación Internacional para recibir las indicaciones oportunas sobre las medidas sanitarias que sean precisas para minimizar los riesgos asociados a este evento de fiebre de Lassa.
Los síntomas y manifestaciones clínicas se desarrollan normalmente en 1-3 semanas desde el contacto con el virus. En la mayoría de infecciones por el virus Lassa (aproximadamente el 80 por ciento), no se desarrollan síntomas o bien incluyen síntomas leves como febrícula, malestar general, debilidad, tos, náuseas y cefalea.
En el 20 por ciento de los pacientes infectados, la enfermedad puede evolucionar a su forma grave con síntomas hemorrágicos, dificultad respiratoria, vómitos recurrentes, edema facial y dolores de cuello, espalda y abdomen. También se han descrito síntomas neurológicos como pérdida auditiva (complicación más frecuente), temblores, encefalitis y existencia de linfopenia temprana seguida de neutrofilia. La muerte puede producirse dentro de las dos semanas desde el inicio de síntomas debido al fallo multiorgánico.
TRANSMISIÓN
La fiebre de Lassa es una enfermedad hemorrágica de carácter zoonótico causada por el virus Lassa mammarenavirus, un Arenavirus ARNmonocatenario. El principal reservorio del virus son roedores del género Mastomys, o 'rata común africana', endémica en las zonas mencionadas anteriormente.
Estos animales no enferman, pero pueden transmitir el virus durante toda su vida al excretarlo por la orina, heces y otras secreciones pudiendo contaminar los hogares y sus alrededores, y los productos y alimentos almacenados en condiciones higiénicas subóptimas. Estos roedores pueden invadir los hogares durante la época seca en búsqueda de comida, aunque también son cazados y consumidos como alimento.
La transmisión del virus Lassa a los humanos ocurre frecuentemente a través de la contaminación de la piel lesionada o las membranas mucosas por contacto directo o indirecto con las excretas del roedor infectado a través de la exposición a las superficies, alimentos o agua contaminados.
También, se puede producir la transmisión por la inhalación del virus vehiculado en pequeñas partículas de aire contaminado con las secreciones de estos roedores. La transmisión también es posible cuando los roedores son consumidos como alimento.
El contacto directo con roedores infectados o sus secreciones no es la única forma de transmisión; la transmisión entre personas puede producirse a través de la exposición a sangre, tejidos, secreciones o excreciones de un paciente infectado por el virus Lassa, tal y como sucedió en Sierra Leona en 2019 cuando dos profesionales sanitarios alemanes se infectaron mientras realizaban una cirugía a dos pacientes locales.