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Entierran a la "princesita Mily", la primera cantante de cumbia en Perú

LIMA (AP) — Perú despidió el jueves a Milagros Soto, “princesita Mily”, la primera cantante de cumbia peruana que hace casi 40 años irrumpió en los escenarios del país sudamericano que hasta entonces sólo había escuchado a voces de hombres en medio del sangriento conflicto armado interno.

La cantante falleció el lunes a los 57 años por cáncer. Fue velada en una sala del Ministerio de Cultura por dos días antes se ser trasladada a un cementerio de Lima. Mientras su ataúd era llevado en hombros por un camino del camposanto sonaban canciones de cumbia peruana, llamada localmente “chicha” —el mismo nombre de una bebida de los Incas.

Las letras de las canciones del grupo “Pintura Roja” que Soto interpretaba relataban la angustia del desamor, pero también la catastrófica vida diaria entre las décadas de 1980 y 2000 cuando Perú sufrió su peor crisis económica y en medio del enfrentamiento entre el grupo terrorista Sendero Luminoso y las fuerzas de seguridad que dejó casi 70.000 muertos y empujó a miles a migrar desde la Amazonía y los Andes a la costa del Pacífico.

Alejandro Zárate —compositor, guitarrista y director del grupo local “Pintura Roja”— dijo a The Associated Press que algunas melodías buscaban “concientizar” a la sociedad peruana sobre escenas cotidianas que nadie relataba. Una titulada “Petiso” le canta a los niños de la calle y se inspiró en un menor que murió electrocutado en 1983 cuando dormía dentro de una caja de luz en el centro histórico de Lima.

En “Yo soy la cumbia”, Soto canta afirmando que es la voz de los campesinos, obreros, madres que trabajan con hijos en la espalda, de niños que sufren, de mineros y de presos.

“La chicha representa actualmente al Perú, es la banda sonora de los procesos de cambio del Perú reciente", afirmó a la AP Alexander Huerta Mercado, profesor de antropología de la Pontificia Universidad Católica de Perú. “La chicha dio identidad a los migrantes y una narrativa que tiene las contradicciones latinoamericanas: un ritmo muy alegre, con una letra que puede ser dramática”, agregó.

"La princesita Mily es una suerte de pionera en un espacio totalmente masculino donde el arte de esa época estaba hecho para la mirada masculina, para la perspectiva masculina y esa es la importancia del grupo Pintura Roja", añadió Huerta Mercado, quien estudia la cultura popular peruana.

El compositor Zárate comentó que recorrían Perú en cientos de presentaciones en innumerables pueblos incluso en medio de la violencia del conflicto armado. Una oportunidad en la capital de la región Ayacucho, donde surgió Sendero Luminoso, tuvieron que arrojarse al piso mientras las balas y las explosiones se escuchaban cerca del escenario, señaló.

La discriminación de las radios y disqueras hacia la música “chicha” también fue notoria, indicó. “Nos cerraban las puertas, pero con el tiempo nos aceptaron”.

El abogado Angel Vino, nacido en un pueblo rural de los Andes, dijo que la música de Pintura Roja lo acompañó en momentos difíciles de su vida.

“Escucho esta música desde que tengo uso de razón, las canciones hablan de desamor, decepción, frustración”, comentó tras despedirse de la cantante. “Siempre tuve la idea de algún día verla en el escenario, lamentablemente no pude, lo mínimo que puedo hacer es venir y poder acompañarla en este momento”.

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