VARSOVIA (AP) — Cientos de miles de personas participaron el domingo en una protesta antigubernamental en Varsovia, donde ciudadanos de distintas partes de Polonia marcharon para expresar su enojo contra funcionarios de los que dicen han socavado las normas democráticas y creado temores de que la nación esté siguiendo los pasos de Hungría y Turquía rumbo a la autocracia.
Rafal Trzaskowski, alcalde de la capital polaca y miembro del partido opositor que convocó a la marcha, calculó que participaron unas 500.000 personas. El portal noticioso Onet estimó que había al menos 300.000 manifestantes al finalizar la protesta.
Enormes multitudes también se reunieron en Cracovia y otras ciudades del país de 38 millones de habitantes para mostrar su frustración hacia un gobierno al que los críticos acusan de violar la Constitución y socavar los derechos fundamentales en Polonia.
El expresidente Lech Walesa, dirigente del movimiento Solidaridad que desempeñó un papel histórico en la caída del comunismo en Polonia, marchó junto con el líder del partido opositor Plataforma Cívica, el ex primer ministro Donald Tusk. La multitud en Varsovia coreaba “¡Democracia!” y “¡Constitución!”
El partido gobernante Ley y Justicia, que encabeza Jaroslaw Kaczynski, vilipendia a Walesa y Tusk.
La marcha comenzó en la oficina del primer ministro Mateusz Morawiecki y terminó en el Castillo Real, donde Tusk elogió la participación y se comprometió a luchar para ganar los comicios de otoño.
“Vamos a estas elecciones para ganar y para corregir las infracciones a los derechos humanos. Les prometo la victoria, enmendar los males, compensar las injusticias humanas y alcanzar la reconciliación entre los polacos”, dijo Tusk a la multitud.
El portavoz del gobierno, Piotr Mueller, acusó a Tusk y a Walesa de “tratar de derrocar al gobierno”.
Tusk había convocado a los polacos a acompañarlo a marchar por el bien del futuro de la nación, un mensaje que halló eco en Radek Tusinski, un hombre de 49 años que llegó acompañado de su esposa y sus dos hijos. En el cochecito de su bebé iba pegada una pancarta con la leyenda: “No puedo renunciar a la libertad”.
Tusinski dijo que le preocupa el regreso progresivo de un sistema autoritario similar a lo que recuerda de su infancia.
“Queremos un país libre para nuestros hijos”, subrayó.
Los simpatizantes de la marcha han advertido que las elecciones podrían ser la última oportunidad para que la nación ponga fin al deterioro de la democracia bajo Ley y Justicia en medio de crecientes temores de que los comicios podrían no ser imparciales.