Equipos de rescate en una zona remota del Océano Atlántico trabajaban a contrarreloj el martes para localizar un sumergible que llevaba a cinco personas en una misión para documentar los restos del Titanic, un emblemático transatlántico que se hundió hace más de un siglo.
El sumergible de fibra de carbono, llamado Titan y que formaba parte de una misión de OceanGate Expeditions, llevaba un piloto, un reconocido aventurero británico, dos miembros de una importante familia de empresarios paquistaníes y a un experto en el Titanic. Las autoridades reportaron su desaparición el domingo por la noche unos 700 kilómetros (435 millas) al sur de San Juan, en Terranova, Canadá, según el Centro Conjunto de Coordinación de Rescate en Halifax, Nueva Escocia.
El sumergible Titan tenía una provisión de oxígeno para 96 horas cuando zarpó el domingo alrededor de las 6 de la mañana, dijo David Concannon, asesor de OceanGate Expeditions, que supervisó la misión.
Eso significa que el oxígeno se agotaría el jueves por la mañana.
El periodista de CBS News David Pogue, que viajó al Titanic a bordo del Titan el año pasado, dijo que el vehículo emplea dos sistemas de comunicaciones: mensajes de texto con un buque en la superficie y señales de seguridad que emite cada 15 minutos para indicar que sigue funcionando.
Los dos sistemas dejaron de funcionar alrededor de una hora y 45 minutos después de la inmersión.
“Eso solo podría significar una de dos cosas. Perdieron toda potencia o bien se produjo una grieta y la nave implosionó al instante. Las dos son horriblemente desesperantes”, dijo Pogue a la emisora canadiense CBC.
Según los expertos, los rescatistas enfrentan enormes desafíos.
Alistair Greig, peofesor de ingeniería marina en el University College de Londres, dijo que los sumergibles habitualmente llevan una pesa que pueden “soltar en caso de una emergencia para regresar a la superficie mediante la flotabilidad”.
“En caso de una pérdida de potencia y/o de comunicación, esto puede haber sucedido y el sumergible estaría meciéndose en la superficie a la espera de ser hallado”, dijo Greig.
Otra hipótesis es una pérdida en el casco de presión, y en ese caso el pronóstico no es bueno, dijo.
“Si ha bajado al fondo del mar y no puede alzarse con su propia potencia, las opciones son muy limitadas”, dijo Greig. “Aunque el sumergible estuviera intacto, si está más allá de la plataforma continental, pocas naves pueden llegar a semejante profundidad, y por cierto ningún buzo”.
Aunque pudieran llegar a semejante profundidad, los rescatistas difícilmente podrían acoplarse al sumergible, opinó.
Para el martes por la mañana, la búsqueda abarcaba 25.900 kilómetros cuadrados (10.000 millas cuadradas), tuiteó la guardia costera estadounidense.
El rompehielos canadiense Polar Prince, buque de apoyo al Titan, seguía la búsqueda en la superficie con ayuda de un avión de reconocimiento canadiense Boeing P-8 Poseidon, dijo la guardia costera. Dos aviones estadounidenses Lockheed C-130 Hercules también participaban desde el aire.
Canadá lanzó sonares para recibir cualquier ruido posible del Titan.
Concannon, quien indicó que iba a ser parte de la expedición, pero no pudo hacerlo, dijo que las autoridades enviarían un vehículo a control remoto capaz de hundirse hasta 6 kilómetros (3,7 millas) lo antes posible.
En las expediciones de OceanGate a los restos del Titanic participan arqueólogos y biólogos marinos.
La empresa también lleva “especialistas de misión”, en realidad personas que pagan por el viaje. Estas se turnan para operar el sonar y realizar otras tareas a bordo.
Las autoridades aún no han identificado formalmente a las personas a bordo, aunque se han confirmado algunos nombres, como el CEO de OceanGate, Stockton Rush, quien según la empresa era miembro de la tripulación.
Rush dijo a The Associated Press en junio de 2021 que la tecnología del Titan era de “ultimísima generación”, creada con ayuda de NASA y fabricantes aeroespaciales.
“Este es el único sumergible —sumergible tripulado— hecho de fibra de carbono y titanio”, dijo Rush. Es “la estructura de fibra de carbono más grande que conocemos”, con un espesor de 12 centímetros (cinco pulgadas) de fibra de carbono y 8,2 centímetros (3,2 pulgadas) de titanio.
El empresario británico Hamish Harding, quien vive en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, era uno de los “especialistas de misión”, según Action Aviation, empresa de la cual es presidente.
Harding es un aventurero multimillonario que posee tres récords mundiales Guinness, entre ellos el de permanencia en el fondo del mar en un vehículo tripulado. En marzo de 2021, junto con el explorador oceánico Victor Vescovo, descendió al fondo de la fosa de las Marianas. En junio de 2022, voló al espacio en el cohete New Shepard de Blue Origin.
A bordo del sumergible también se encontraban los paquistaníes Shahzada Dawood y su hijo Suleman, según un comunicado de la familia. La empresa que lleva su nombre invierte en agricultura, industria y salud.
Shahzada Dawood es miembro de la junta del Instituto SETI, con sede en California, que busca inteligencia extraterrestre.
También estaba a bordo del explorador francés, experto en Titanic, Paul-Henry Nargeolet, dijo David Gallo, asesor de iniciativas estratégicas y proyectos especiales en RMS Titanic. Gallo identificó a Nargeolet, amigo suyo que ha dirigido numerosas expediciones al Titanic, el martes en una entrevista con CNN.
La expedición fue el tercer viaje anual de OceanGate a registrar el deterioro del Titanic, que chocó con un témpano y se hundió en 1912. De los casi 2.200 pasajeros y tripulantes se salvaron unos 700. Desde el hallazgo de los restos en 1985, ha sido carcomido por bacterias.
El sitio de OceanGate dijo que la “tarifa de apoyo a la misión” 2023 fue de 250.000 dólares por persona.
Al recordar su viaje en el Titan, Pogue dijo que la nave tuvo un viraje cuando buscaba el Titanic.
“Bajo el agua no hay GPS, por eso la nave de superficie debe guiar al sumergible hasta el naufragio mediante mensajes de texto”, dijo Pogue a CBS el domingo. “Pero en este descenso falló la comunicación. El sumergible no llegó al naufragio”.
___
Danica Kirka, Jill Lawless y Sylvia Hui en Londres, Robert Gillies en Toronto, Olga R. Rodriguez en San Francisco, Jon Gambrell en Dubái, Emiratos Árabes Unidos y Munir Ahmed en Islamabad contribuyeron a este despacho.