Durante meses, el millonario e inconformista jefe del contratista militar privado Grupo Wagner ha lanzado insultos llenos de improperios a los oficiales militares rusos en una fractura que ha debilitado a las fuerzas del país en la guerra en Ucrania.
El viernes, aparentemente Yevgeny Prigozhin fue demasiado lejos.
Acusó al ministro de Defensa Serguei Shoigu de ordenar un ataque con cohetes sobre los campamentos de sus soldados mercenarios, lo cual habría dejado un número enorme de bajas, y advirtió que actuaría para castigarlo.
Fue entonces cuando las autoridades rusas contraatacaron: la principal organización antiterrorista del país inició una pesquisa penal contra Prigozhin bajo cargos de fomentar una “rebelión armada” con sus amenazas de echar a Shoigu.
Se trata de un sorprendente giro de los acontecimientos en Moscú: después de más de dos décadas de un férreo control por parte del presidente Vladímir Putin, salieron a la luz intensas luchas intestinas entre sus lugartenientes más destacados.
Y ocurre en un momento en que la guerra en Ucrania llegó a 16 meses y las fuerzas de Kiev están midiéndose frente a las defensas rusas en las etapas iniciales de una contraofensiva.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Putin ha sido informado acerca de la situación y que “se están tomando todas las medidas necesarias”.
Prigozhin, de 62 años, insistió en que sus acciones no son “un golpe militar, sino una marcha por la justicia”.
El Ministerio de Defensa ruso rechazó el alegato de Prigozhin de que sus fuerzas habían sido atacadas. Y luego la Comisión Nacional Antiterrorista, brazo del Servicio Federal de Seguridad (SFS), anunció la investigación contra el millonario y exhortó a los efectivos de Wagner a arrestar a su propio jefe.
La declaración de Prigozhin fue una “puñalada por la espalda a los soldados rusos”, declaró el SFS, y equivale a fomentar el conflicto armado dentro de Rusia.
Hasta ahora, Putin y las fuerzas armadas han guardado silencio ante las diatribas de Prigozhin contra la cúpula militar. Algunos consideraron que el fracaso en sofocar las disputas internas es un indicio de posibles cambios en el escenario político de Rusia, lo que prepara el terreno para más luchas intestinas.
Un video que Prigozhin difundió en mayo fue impactante, no sólo por lo que mostraba sino por lo que él dijo. Permanecía de pie frente a los cadáveres ensangrentados de sus soldados muertos cerca de Bájmut, una ciudad en el este de Ucrania, gritando insultos llenos de improperios contra Shoigu y el jefe del Estado Mayor General, Valery Gerasimov, llamándolos débiles e incompetentes y culpándolos de la carnicería.
“Ellos vinieron aquí como voluntarios y murieron para permitirles a ustedes descansar en sus oficinas de caoba”, gritó Prigozhin. “Ustedes están sentados en sus clubes caros, sus hijos disfrutan de la buena vida y graban videos en YouTube. ¡Aquellos que no nos dan municiones serán devorados vivos en el infierno!”
Ese distanciamiento con las fuerzas armadas se agudizó fuertemente el viernes, con su acusación de que Shoigu había atacado a las fuerzas de Wagner. Prigozhin dijo que sus hombres estaban iniciando una misión para castigar a los oficiales militares que ordenaron la ofensiva y exhortó al ejército a no ofrecer resistencia, diciendo que sus soldados dispararán contra cualquier puesto de control en el que se intente detenerlos y derribarán cualquier aeronave que les ataque.
“El mal encarnado por el liderazgo militar del país debe ser detenido”, gritó Prigozhin en una declaración grabada, y añadió que sus fuerzas no intentan desafiar a Putin ni a otras estructuras gubernamentales. “Se restaurará la justicia en las fuerzas armadas, y luego se restaurará la justicia en toda Rusia”.
Hasta ahora el conflicto ha sido ignorado por la televisión controlada por el Estado, que es de donde la mayor parte de los rusos reciben las noticias. Sin embargo, es seguido muy de cerca en redes sociales por lectores y espectadores sumamente patriotas y políticamente activos, que comparten su desprecio por la cúpula militar.
Las duras críticas continuaron a pesar de que el Kremlin suele reprimir duramente a otros críticos por medio de la imposición de multas y el encarcelamiento.
Si bien no hay indicios de que Putin esté perdiendo influencia, “hay señales crecientes de disfunción profunda, ansiedad, preocupación por la guerra y problemas reales para reunir los recursos necesarios con el fin de librarla de manera efectiva”, dijo Nigel Gould-Davies, investigador para Rusia y Eurasia del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
La discordia entre Prigozhin y los líderes militares rusos se remonta años atrás. Salió a la luz en medio de la lucha por Bájmut, encabezada por sus mercenarios. Ha puesto al hombre apodado “el chef de Putin” por sus lucrativos contratos de servicios de comida en el Kremlin en el primer plano de la política rusa y ha dejado ver sus crecientes ambiciones.
Con sus comentarios cargados de improperios, Prigozhin se aventuró a hacer lo que sólo Putin había hecho antes: a lo largo de los años, el mandatario ruso ocasionalmente rompía el decoro con un comentario mundano o una broma subida de tono, mientras que los altos funcionarios usaban un lenguaje cuidadosamente redactado.
En otro video reciente, Prigozhin hizo una declaración que algunos han interpretado como un ataque apenas encubierto contra el propio Putin. Declaró que, mientras sus hombres morían debido a la incapacidad del Ministerio de Defensa de suministrarles municiones, un “abuelo feliz piensa que le está yendo bien”, y luego se refirió a ese “abuelo” con una obscenidad.
El comentario contundente causó revuelo en redes sociales, donde fue considerado ampliamente como una referencia a Putin. Prigozhin aseguró después que hablaba de Gerasimov.
“Prigozhin dice ahora cosas mucho más riesgosas de las que ha dicho nunca”, le dijo Gould-Davies a The Associated Press.
Serguei Markov, un comentarista político partidario del Kremlin, describió a Prigozhin como “el segundo hombre más popular después de Putin” y un “símbolo de la victoria militar de Rusia para millones de personas”.
Putin necesita a los mercenarios de Prigozhin en un momento en que las fuerzas armadas regulares aún están recuperándose de los reveses previos de la invasión. La posición del jefe del Grupo Wagner se vio reafirmada después de que su ejército privado capturó Bájmut el mes pasado en la batalla más larga y sangrienta de la guerra, en la que utilizó a decenas de miles de reos convictos a quienes se les prometió el indulto si sobrevivían a seis meses de lucha.
“Putin domina el sistema, pero como que todavía depende de un pequeño número de personas destacadas para implementar su voluntad, para que le proporcionen los recursos para cumplir sus órdenes, incluida la de combatir en la guerra”, le dijo Gould-Davies a la AP.
Si bien Putin podría mantener divididas a varias facciones y luego “decidir quién gana y quién pierde, y quién está arriba y quién está abajo”, el proceso erosiona la autoridad del gobierno en tiempos de guerra, agregó Gould-Davies.
“Si tus fuerzas militares están divididas y si no están luchando juntas de manera efectiva, entonces tus operaciones militares sufrirán en consecuencia, y eso es exactamente lo que está pasando aquí”, sostuvo.
Mark Galeotti, un experto en política y seguridad rusa que vive en Londres, conjeturó en un podcast reciente que el fracaso de Putin en resolver las disputas políticas podría tener sus raíces en una falta de interés, en que está enfocado en otros temas, o, más probablemente, en una renuencia a tomar partido.
“Plantea también interrogantes sobre su capacidad general para hacer su trabajo”, señaló Galeotti. “Esta es la única cosa, el único trabajo que realmente no puede subcontratar, y ni siquiera está intentando (hacerlo)”.
Prigozhin se ha aliado con otros funcionarios que apoyan la guerra, entre ellos, según se informa, el gobernador de la región de Tula, Alexei Dyumin, un exguardaespaldas de Putin al que muchos consideran su posible sucesor. El jefe del Grupo Wagner también se ha inclinado durante algún tiempo hacia Ramzan Kadyrov, el líder de la provincia meridional rusa de Chechenia respaldado por Moscú. Aunque denunció a la mayoría de los oficiales militares de alto rango, Prigozhin habló favorablemente del general Serguei Surovikin, quien dirigió a las fuerzas rusas en Ucrania durante varios meses antes de que Putin designara a Gerasimov para supervisar las operaciones.
Pero algunas de esas alianzas han sido inestables.
Si bien Kadyrov inicialmente elogió a Prigozhin y respaldó algunas de sus críticas a la cúpula militar, después cambió de rumbo y lo criticó por sonar derrotista. Los lugartenientes de Kadyrov fueron más allá, criticando las acciones del Grupo Wagner en Bájmut después de que Prigozhin hiciera comentarios desdeñosos sobre los combatientes chechenos en Ucrania. Magomed Daudov, la mano derecha de Kadyrov, dijo sin rodeos que Prigozhin habría sido ejecutado por tales declaraciones de haberlas dicho durante la Segunda Guerra Mundial.
Prigozhin se retractó rápidamente, y sólo dijo que expresaba su preocupación por las operaciones rusas.
El jefe del Grupo Wagner ha eludido las preguntas sobre sus ambiciones, pero en un movimiento que reflejó su deseo de ganar influencia política, realizó recientemente una gira por Rusia, en la que continuó lanzando un diluvio de comentarios indignados.
“Hay indicios de que busca algún tipo de futuro político”, señaló Gould-Davies.
Aunque Prigozhin le debe su posición y riqueza a Putin, está desempeñando el papel de alguien externo con sus críticas a algunos líderes y al tratar de atraer a las masas en medio de los reveses en Ucrania, declaró Andrei Kolesnikov del grupo Carnegie Endowment for International Peace.
“Prigozhin está desempeñando el papel de político independiente, incrementando los riesgos y poniendo a prueba los límites del sistema. Pero eso sólo será técnica y físicamente posible mientras Putin considere que él le es útil y se divierta con sus correrías”, declaró Kolesnikov.
En una muestra de apoyo a las fuerzas armadas, Putin respaldó la exigencia del Ministerio de Defensa de que todas las empresas privadas firmen contratos con él, algo que Prigozhin se ha negado a hacer.
Prigozhin ha instado a librar una guerra sin cuartel en Ucrania, incluida una movilización nacional total y la introducción de la ley marcial en Rusia, exhortaciones bien recibidas por algunos de los que apoyan la guerra.
Pero Kolesnikov hace notar que la mayor parte de los rusos, que en su mayoría son apáticos o no están dispuestos a hacer sacrificios más grandes, podrían asustarse y consternarse con ese mensaje.
Advierte que no hay que sobreestimar la influencia y las perspectivas políticas de Prigozhin, ni subestimar la autoridad de Putin.
“Basta con que el comandante en jefe mueva el dedo para hacer desaparecer al jefe (del Grupo) Wagner”, advirtió Kolesnikov.
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La periodista de The Associated Press Danica Kirka contribuyó a este reportaje desde Londres.