CAMPO DE REFUGIADOS DE YENÍN, Cisjordania (AP) — Los palestinos del campamento de refugiados de Yenín encontraron el miércoles un entorno de destrucción generalizada al salir de sus viviendas o regresar de albergues después de la mayor operación militar de Israel en la Cisjordania ocupada en dos décadas.
La ofensiva israelí de dos días, enfocada en combatientes palestinos tras una ola reciente de ataques, destruyó callejuelas y callejones, hizo que miles de palestinos huyeran de sus casas y dejó 12 milicianos muertos. Un soldado israelí también murió.
Aunque Israel dijo haber asestado un fuerte golpe a los rebeldes palestinos, se desconoce si la operación militar tendrá un efecto duradero para reducir la ola más reciente de violencia entre israelíes y palestinos, la cual ha durado más de un año. Asimismo, la ofensiva debilitó aún más a la Autoridad Palestina —exsocio de Israel en la lucha contra los rebeldes—, la cual ya tenía poco control sobre el campamento.
Israel invadió el lunes el campamento —que desde hace tiempo se sabe es bastión de combatientes palestinos— con el propósito, dijo, de destruir y confiscar armas. El gobierno israelí lanzó ataques aéreos y envió cientos de efectivos en una operación que recordó el sangriento periodo de hace dos décadas conocido como la segunda intifada, o revuelta palestina contra la ocupación indefinida de Israel.
Riyad Mansour, embajador palestino ante las Naciones Unidas, condenó la operación israelí, calificándola de “atroz”. Dijo que hubo reportes de que el 80% de las moradas en el campamento de refugiados fueron destruidas o dañadas.
“Querían destruir el campamento por completo y no lo lograron”, declaró ante la prensa en la sede de la ONU en Nueva York. “Se trata de terrorismo de Estado en acción”.
A solicitud de los Emiratos Árabes Unidos, el Consejo de Seguridad de la ONU programó para el viernes consultas a puerta cerrada sobre los hechos de violencia en Yenín.
Mansour dijo que los palestinos desean que el consejo adopte medidas para protegerlos, desarmar a los colonos israelíes y autorizar una presencia internacional temporal.
Faraj al Jundi, que trabaja en una ambulancia, dijo que él y su familia huyeron el martes de su casa y se quedaron con un pariente después de que fue alcanzada en un ataque aéreo israelí.
“Atacaron la casa, las ventanas, las puertas”, dijo Al Jundi cuando regresó a su morada el miércoles. “Tenemos una casa destruida. Tenemos ventanas rotas. Todo se ha perdido”, lamentó. “Esta agresión es de verdad espantosa”.
Los palestinos llenaron poco a poco las calles del campamento, una zona densamente poblada de unas 24.000 personas que se convirtió en un pueblo fantasma durante la ofensiva israelí. Los caminos están destruidos, con pilas de asfalto roto y piedras a los costados. Había vehículos destrozados o calcinados y las tiendas estaban cerradas. Las personas reunidas en las calles se brindaban alimentos entre sí. Los trabajadores arreglaban las líneas eléctricas y restauraban lentamente la energía a los habitantes, pero el suministro de agua seguía interrumpido.
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La periodista de The Associated Press Edith M. Lederer contribuyó desde las Naciones Unidas.