LAS VEGAS (AP) — Paolo Banchero miraba la foto todos los días en la casa de su familia. En la imagen aparecía la selección estadounidense de basquetbol de la década de 1990, incluida la madre de Banchero.
Las barras y las estrellas se arraigaron en la memoria y aspiraciones del jovencito.
“Aquella foto de la selección de Estados Unidos colgaba en el sótano, y mi habitación estaba en el sótano”, dijo Banchero. “La veía todos los días. Fue literalmente uno de mis mayores sueños de niño, jugar para Estados Unidos”.
Y al final, la imagen fue el factor más importante para que el basquetbolista juegue por el equipo nacional estadounidense este verano y probablemente después. El Novato del Año en curso, quien milita en el Magic de Orlando, es uno de 12 jugadores elegidos para formar parte de la selección en la Copa Mundial. El campamento de los estadounidenses se abre en Las Vegas a comienzos de agosto, y el torneo arranca el 25 de ese mes, en Filipinas, Indonesia y Japón.
“Pienso que la belleza de un jugador como Paolo es su juego, versatilidad, estatura y sentimientos, lo vi jugar incluso antes de su primer año en Duke”, dijo el director administrativo de la federación estadounidense de basquetbol Grant Hill, quien al igual que Banchero jugó en Duke para el seleccionador Mike Krzyzewski. “Pienso que él tiene una oportunidad de ser una parte de la selección. Ojalá que haya muchas más oportunidades en el futuro”.
Para 11 de los 12 jugadores del equipo, el proceso de selección fue simple: Aceptaron una invitación de Hill y del resto de los dirigentes de la federación.
La toma de decisión por parte de Banchero fue distinta. Tenía otra opción. Posee pasaporte italiano, además del estadounidense, en vista de la herencia italiana de su padre.
En la secundaria, Banchero tenía una relación estrecha con Riccardo Fois, actual asistente de Arizona, quien en aquel momento dirigía a Gonzaga, cerca de la casa del jugador. Fois es italiano, jugó para la selección y abrió los ojos de Banchero sobre la posibilidad de jugar para Italia.
Ello llevó a que los italianos ofrecieran a Banchero un lugar en su selección mayor, incluso antes de la universidad. Banchero estuvo cerca de aceptar, pero los planes se frustraron por la pandemia.
En aquel entonces incidió también que Banchero había tratado de quedarse en algunas selecciones estadounidenses cuando era más joven y nunca lo logró. Ello lo dejó frustrado y lo llevó a explorar la oportunidad con Italia.
“Yo tenía 17 años cuando me preguntaron, y hubo un momento en mi vida en el que sentí que no dejaría pasar esa oportunidad porque mi familia paterna es italiana”, dijo Banchero esta semana en Las Vegas, luego de posar con el Trofeo Naismith que será entregado al monarca del Mundial. “Y no sabía mucho de mi herencia italiana, así que sentí que era una forma perfecta de conocer más y acercarme a ella, algo que he hecho desde entonces.
“Pero el COVID me quitó en cierto modo esa oportunidad de jugar fuera, y me hizo pensar todo el tiempo en lo diferente que habría sido mi vida sin la pandemia”, añadió. “Pero no fui capaz de jugar, acudí a Duke, tuve un gran año, salí primero en el draft y, ¿saben? Las circunstancias cambian”.
De haber jugado a ese nivel con Italia no habría podido militar después con Estados Unidos.