WASHINGTON (AP) — Mensajes anónimos de tono racista, sexista y abusivo aparecen desde hace años en un sitio web de empleos para economistas. Muchos se originan en instituciones como Harvard, Stanford y la Universidad de Chicago, según los resultados de una investigación difundidos el jueves.
Algunos economistas han condenado el sitio Rumores del Mercado Laboral de Economistas (EJMR por sus siglas en inglés) debido a su contenido tóxico. Lo regenta una persona anónima y no está conectado con universidad o institución alguna. Por eso se conjetura que los autores de los mensajes de intolerancia eran maniáticos del internet que no son economistas.
Aún así, la investigación indica que entre los usuarios hay personas de universidades de la más alta categoría.
“Nuestro análisis revela que los usuarios que publican en EJMR son en su mayoría economistas y trabajan en los más altos niveles de la academia, el gobierno y el sector privado”, se concluye en el documento. Sus autores son Florian Ederer, profesor de Administración en la Universidad de Boston; Paul Goldsmith-Pinkham, profesor de Finanzas en la Facultad de Administración de Empresas de Yale, y Kyle Jensen, un decano adjunto en Yale.
Una vocera de la Universidad de Harvard se negó a hacer declaraciones. Stanford y la Universidad de Chicago no respondieron de momento a los pedidos de declaraciones.
“No se trata de un par de manzanas podridas”, dijo Ederer en una conferencia auspiciada por la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) en Cambridge, Massachusetts. “Está muy, muy generalizado. Y la toxicidad está generalizada”.
Las revelaciones han provocado debates entre los economistas en las redes sociales acerca de la privacidad, la libertad de expresión y el abuso online. Algunos economistas, en particular mujeres que han sufrido ataques en el sitio, expresaron la esperanza de que las universidades investiguen los mensajes. Otros han expresado el temor de que la pesquisa provoque una “cacería de brujas” entre los que publican mensajes en el sitio.
En declaraciones a The Associated Press, Goldsmith-Pinkham trató de disipar esos temores al asegurar que el grupo no tiene el plan de “publicar nada que identifique” a los individuos.
Casi 2.000 personas vieron una transmisión en vivo de la presentación del documento el jueves en YouTube. Eso fue mucho más que los 100 que vieron otras presentaciones de NBER el mismo día, lo que sugiere un interés generalizado en el tema entre los economistas académicos.