LIMA (AP) — Una comisión del Vaticano que investiga a la comunidad católica Sodalicio de Vida Cristiana en Perú escuchará la próxima semana a presuntas víctimas de abuso sexual, así como a tres periodistas peruanos que, según confirman, declararán acerca de las investigaciones que realizaron a las millonarias finanzas de la cofradía.
Paola Ugaz y Pedro Salinas son dos reporteros que fueron convocados por un importante funcionario de la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Lima para preguntarles por sus horarios de cara a iniciar una investigación nunca antes vista en el seno de la Iglesia en Perú.
Las pesquisas contra la organización religiosa escalaron en 2015 con el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, escrito por Salinas con la colaboración de Ugaz, que reúne 30 testimonios de supuestos abusos psicológicos, físicos y sexuales en esa comunidad en casi tres décadas. Salinas dijo en 2017 a la AP que se estima conservadoramente que el patrimonio de la cofradía asciende a 800 millones de dólares.
La Santa Sede intervino el Sodalicio entre el 2015 y el 2017, cuando decretó aislar a su fundador, Fernando Figari, y planteó que “se restablezca la justicia y se repare, o al menos se contribuya significativamente a reparar” a las víctimas. La cofradía retiró de su cúpula a líderes envueltos en el caso.
Salinas, de 60 años, fue en su adolescencia un exintegrante del Sodalicio. El periodista dijo el viernes a la AP “espero que levanten suficiente evidencia que termine con el cierre del Sodalicio”.
La AP intentó comunicarse con monseñor Rastislav Zummer el consejero de la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Lima en busca de comentarios, sin obtener una respuesta al momento.
La misión indagadora está ahora encabezada por el sacerdote canadiense Charles Scicluna y el español Jordi Bertomeu. El primero es el principal investigador de abusos sexuales con que cuenta el Vaticano y el segundo, oficial de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.
En 2018, Scicluna y Bertomeu investigaron en Chile los abusos de miembros de la Iglesia local. Escucharon a decenas de testigos y entregaron al pontífice un demoledor informe: la Iglesia chilena encubrió por décadas violaciones y abusos sexuales y sus autoridades se desentendieron de las denuncias de los agredidos o las investigaron someramente, llegando a destruir documentos claves.
En 2019, Francisco aceptó la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile.
El escándalo recordó casos similares como los del sacerdote Fernando Karadima en Chile y de la Legión de Cristo y el clérigo Marcial Maciel en México, que durante el papado de Juan Pablo II no recibieron la requerida atención de la Santa Sede a pesar de las denuncias.
El Sodalicio de Vida Cristiana está presente en diversas partes de Sudamérica y Estados Unidos. Fue intervenido por la Santa Sede entre 2015 y 2017 y la fiscalía peruana investiga a sus líderes.
Fundado en 1971, el Sodalicio está en escuelas e iglesias, dirige centros de retiro y tiene filiales en Perú, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, Italia y Estados Unidos. La mayoría de sus integrantes son seglares, pero también hay clérigos y un obispo peruano.
Figari vive en Roma sin enfrentar a la justicia peruana por denuncias de abusos sexuales, lesiones graves, secuestro y asociación ilícita. En el 2017, la Santa Sede lo sancionó a vivir aislado, sin contacto con los cofrades, pero a cuenta del Sodalicio.