NUEVA YORK (AP) — Al día siguiente de los disturbios del 6 de enero de 2021, el entonces presidente Donald Trump denunció a los agitadores que allanaron violentamente el Capitolio, penetrando las barricadas, enfrentándose a los policías y provocando que los legisladores —que iban a certificar formalmente su derrota en su intento por reelegirse— corrieran para salvar la vida.
“Al igual que todos los estadounidenses, estoy indignado por la violencia, la anarquía y el caos”, declaró en un video, condenando lo que llamó un “ataque abominable”.
El mandatario demoró en emitir esa condena, y sólo lo hizo luego de críticas generalizadas —incluyendo de colegas republicanos— por el papel que él desempeñó en desatar ese caos. Pero dos años y medio después, cualquier indicio de que Trump lamenta el ataque o lo reprende ha desaparecido, en un momento en que se prepara para enfrentar cargos penales por sus intentos de revocar los resultados de los comicios de 2020.
Ahora ubicado al frente de las primarias por la candidatura presidencial republicana para las elecciones de 2024, Trump minimiza regularmente la violencia de ese día, glorifica a los agitadores como patriotas, y difunde afirmaciones falsas sobre quién estuvo involucrado. No sólo se ha comprometido a indultar a una “amplia porción” de los acusados por los hechos del 6 de enero si obtiene un segundo periodo presidencial, sino que también ha recaudado fondos para ellos, ha trabado amistad con sus familias y colaboró en una canción que sorpresivamente se convirtió en un éxito en iTunes.
“Estaban allí orgullosos, estaban allí con amor en su corazón... y fue un día hermoso”, dijo Trump en una reciente sesión de preguntas y respuestas organizada por la cadena CNN. Cuando se le preguntó si lamentaba algo acerca de sus acciones ese día, el exmandatario dijo no tener remordimientos y en lugar de ello pareció más preocupado por la falta de atención que se le dio al tamaño de la multitud que acudió a escucharlo ese día.
“El del 6 de enero fue el público más extenso ante el que haya hablado nunca”, declaró.
Trump siempre se mostró renuente a condenar las acciones de simpatizantes suyos azuzadas por sus mentiras de que le robaron las elecciones. A medida que la violencia se desarrollaba, Trump ignoró las peticiones desesperadas de asesores y aliados para que denunciara a los agitadores y les pidiera que se retiraran. Y cuando sí habló, horas después, su respuesta fue tibia: dijo que amaba a los manifestantes y compartía su dolor.
La evolución en la posición de Trump comenzó en un momento en que él estaba recibiendo relativamente poca cobertura de los principales medios de comunicación. Y se sumó a los intentos de algunos republicanos en el Congreso, que habían intentado hacer ver que la turba no había actuado violentamente a pesar de la enorme cantidad de videos, testimonios públicos y versiones de legisladores, periodistas y policías del Capitolio, de los cuales 140 resultaron heridos ese día.
Coincidió también con un cambio más amplio en la opinión pública. Sondeos de la Universidad Monmouth mostraron que, entre marzo y noviembre de 2021, los republicanos se mostraron cada vez más propensos a decir que la indignación que derivó en el ataque al Capitolio estaba justificada: en el otoño el 54% dijo que la ira estaba justificada del todo o parcialmente, en comparación con el 40% esa primavera.
El Centro de Investigaciones Pew también halló que, entre marzo y septiembre de 2021, el número de republicanos que dijeron que era importante que las agencias policiales hallaran y procesaran a los agitadores disminuyó. En el otoño sólo el 57% dijeron que era muy o algo importante, un descenso con respecto a aproximadamente 8 de cada 10 seis meses antes.
Ese marzo, en una entrevista con Laura Ingraham del canal Fox News, Trump alegó que los manifestantes no habían representado “ninguna amenaza” para los legisladores que se habían reunido en el Capitolio para certificar la votación del Colegio Electoral, incluso a pesar de que la turba intentó penetrar al recinto de la Cámara de Representantes.
“Mire, ingresaron... no debieron haberlo hecho. Algunos de ellos entraron, y están abrazando y besando a la policía y a los guardias; tenían una gran relación (con ellos)”, declaró.
De hecho, muchos de los manifestantes se enfrentaron violentamente con la policía al allanar el edificio, destrozando ventanas y embistiendo puertas. Algunos blandían armas; otros portaban equipo táctico. Docenas de agentes policiales resultaron gravemente heridos.
Para ese momento, muchos de los simpatizantes de Trump ya se habían referido a Ashli Babbitt, una de cinco personas que murieron durante los disturbios o inmediatamente después, cómo una mártir asesinada injustamente por la policía.
Babbitt fue herida de muerte por un agente policial mientras intentaba meterse a través de la ventana rota de una puerta en la que se había colocado una barricada, al tiempo que la policía del Capitolio se apresuraba a evacuar a los legisladores.
Ese verano, Trump comenzó a exigir públicamente que se diera a conocer la identidad del policía que disparó, a pesar de que en dos investigaciones federales se declaró que el agente no actuó ilegalmente.
“¿Quién le disparó a Ashli Babbitt?”, preguntó Trump repetidas veces.
El exmandatario dijo que Babbitt era “una mujer inocente, maravillosa, increíble” durante una entrevista con Fox News, y describió a sus simpatizantes ese día en términos radiantes, alegando que había habido una “fiesta de amor entre la policía del Capitolio y la gente que caminó hasta el Capitolio”.
“Eran personas pacíficas. Estas eran personas estupendas. La multitud era increíble”, declaró. “Y yo mencioné la palabra ‘amor’. El amor... el amor en el aire, nunca he visto nada como eso”.
Ese otoño, Trump grabó un video que fue presentado en un evento para conmemorar el que hubiera sido el cumpleaños de Babbitt, en el cual exigió “justicia” para ella y su familia.
En enero de 2022, el exmandatario planteó por primera vez la posibilidad de conceder indultos para los demandados por los hechos del 6 de enero en un mitin en Texas.
“Si me postulo y si gano, trataremos de manera justa a esas personas del 6 de enero”, le dijo a la multitud. “Y si ello requiere indultos, las indultaremos porque están siendo tratadas tan injustamente”. Para ese momento, más de 670 personas habían sido declaradas culpables de delitos relacionados con el ataque, incluyendo algunas que fueron declaradas culpables de conspiración sediciosa y de agredir a agentes policiales.
En septiembre de 2022, Trump le dijo a la conductora radiofónica conservadora Wendy Bell que él estaba ayudando a algunos de los acusados, aunque en esa época sus asesores declinaron dar detalles al respecto ni decir cuánto había contribuido.
“Estoy respaldando financieramente a personas que son increíbles, y de hecho estuvieron en mi oficina hace dos días. Lo tengo muy presente”, dijo. “Es una desgracia lo que les han hecho... deberían hacerse contribuciones”.
Días después, Trump llevó a cabo un mitin en Pensilvania que incluyó declaraciones de Cynthia Hughes, fundadora del Patriot Freedom Project —un organismo sin fines de lucro dedicado a ayudar a los acusados por los hechos en el Capitolio_, cuyo sobrino fue declarado culpable de allanar la sede del Congreso. Geri Perna, cuyo sobrino se suicidó mientras aguardaba su sentencia tras declararse culpable por cargos relacionados con los disturbios, también habló.
Posteriormente ese mes, el expresidente efectuó una llamada telefónica a una pequeña protesta efectuada frente a una cárcel de Washington en la que se ha detenido a acusados por los hechos del 6 de enero, encabezada por Micki Witthoeft, madre de Babbitt.
“Estamos con ustedes. Estamos trabajando con mucha gente distinta sobre esto. Y no podemos permitir que esto ocurra”, dijo Trump a través de un celular que había sido colocado junto a un micrófono.
El respaldo a Trump se ha intensificado desde que lanzó formalmente su tercera campaña por la presidencia.
Este año colaboró en “Justice for All” ("Justicia para todos"), una canción en la que un grupo de demandados por los disturbios del 6 de enero entonan en coro el himno nacional estadounidense, grabada a través de una línea telefónica de la cárcel y a la que se le sobrepuso la voz de Trump, que recita el Juramento de Lealtad a la bandera.
Trump presentó la canción en el primer mitin oficial de su campaña para el 2024, de pie con la mano sobre el corazón mientras un video musical que incluía tomas violentas de los disturbios era proyectado detrás de él en dos pantallas gigantes.
En junio habló en un evento de recaudación de fondos para el Patriot Freedom Project con el fin de respaldar a los acusados, el cual se llevó a cabo en su club de Bedminster, Nueva Jersey.
“Se les ha hecho pagar un precio que es muy injusto, en muchos casos”, manifestó.
Trump también grabó un video presentado en el evento navideño de recaudación de fondos del grupo en Washington, y en marzo ofreció una cena en su mansión de Mar-a-Lago en honor de familiares de acusados por lo ocurrido el 6 de enero.
“Él está muy preocupado por estas familias”, declaró Hughes después del evento.
Una revisión que efectuó The Associated Press de publicaciones en redes sociales, empadronamiento de votantes, archivos judiciales y otros registros públicos halló que, en una abrumadora mayoría, los que participaron en los disturbios eran simpatizantes de Trump de larga data, entre ellos funcionarios republicanos, donantes y miembros de la extrema derecha.
Pero eso no ha impedido que Trump declare falsamente que otros fueron responsables del ataque, incluido el movimiento político izquierdista Antifa y Black Lives Matter, un movimiento en pro de los afroestadounidenses. En su red social la semana pasada, Trump amplificó mensajes en los que se afirmaba que los sucesos del 6 de enero habían sido una “revuelta escenificada”, orquestada por el gobierno.
En esa época, Trump seguía a cargo del gobierno.
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La periodista de The Associated Press Linley Sanders contribuyó a este despacho.