BEIRUT, Líbano (AP) — El estancamiento en Naciones Unidas en torno a un cruce fronterizo hacia el último enclave rebelde en Siria pone a los 4,1 millones de sirios del territorio en peligro, advirtió esta semana el presidente del Comité Internacional de Rescate.
Las declaraciones de David Miliband se produjeron más de dos semanas después de que el Consejo de Seguridad de la ONU lo lograse renovar el mandato para el cruce fronterizo de Bab al-Hawa entre Siria y Turquía, que garantiza la llegada de ayuda a los sirios que residen en el enclave.
La inmensa mayoría de la población del noroeste de Siria vive en la pobreza y depende de ayudas para sobrevivir, y su situación empeoró debido al devastador terremoto de magnitud 7,8 que remeció el sur de Turquía y el norte de Siria en febrero. El sismo se cobró la vida de más de 50.000 personas, incluyendo más de 6.000 en Siria, según la ONU. Además, desplazó a cientos de miles de personas.
“La gente en el noroeste de Siria no puede permitirse una nueva oleada de sufrimiento, después de haber vivido el trauma del terremoto", dijo Miliband a The Associated Press en una entrevista el martes.
Por ello, instó al Consejo de Seguridad a “hacer su trabajo" y reanudar el paso de ayuda humanitaria a través del cruce.
A principios de julio, el Consejo no logró aprobar una de las dos resoluciones rivales sobre el paso. Rusia, uno de los principales aliados del gobierno sirio en Damasco, vetó una resolución de compromiso presentada por Suiza y Brasil y respaldada por los países occidentales, que renovaba la autorización para el paso de ayuda a través de Bab al-Hawa para seis meses. El borrador de resolución de Moscú, que incluía requisitos adicionales como que las entregas al enclave opositor pasasen por la capital, solo recibió el respaldo de China.
La parálisis coincide además con un momento en que el cansancio de los donantes ha provocado recortes en la ayuda que llega tanto al noroeste de Siria como a los países vecinos que cobijan a millones de refugiados sirios que huyeron de un conflicto armado que está en su 13er año.
El presidente sirio, Bashar Assad, abrió dos pasos fronterizos adicionales desde Turquía en Bab al-Salameh y al-Rai para aumentar el flujo de ayuda a las víctimas del letal sismo. Según la ONU, el 85% de la ayuda que llega al noroeste del país pasa por Bab al-Hawa, que es una ruta más eficiente.
Por el momento, el Comité Internacional de Rescate está tratando de hacer frente a la situación utilizando otros cruces y encontrando vías otras formas de hacer llegar la asistencia al enclave, indicó Miliband.
“Nuestro punto de vista es que la interferencia con los cruces humanitarios supone un grave peligro para la eficacia y la efectividad de la ayuda humanitaria”, explicó.