MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
"Advertir de que cualquier intervención militar contra Níger equivaldría a una declaración de guerra contra Burkina Faso y Malí", han declarado en un comunicado conjunto el portavoz del Gobierno de Burkina Faso, Jean Emmanuel Ouédraogo, y el portavoz del Gobierno de transición maliense, Abdoulaye Maiga.
Dicha intervención supondría la retira tanto de Burkina Faso como de Malí de la CEDEAO y la adopción de medidas de "autodefensa en apoyo a las Fuerzas Armadas y al pueblo de Níger", según el comunicado publicado en la cuenta de la red social X, antes Twitter.
Ambos gobiernos han insistido en las "nefastas consecuencias" de la intervención militar, que podrían "desestabilizar toda la región", tal y como ocurrió con "la OTAN en Libia", a la que responsabilizan de la expansión del terrorismo tanto en el Sahel como en África Occidental.
También se han mostrado "profundamente indignados y sorprendidos" por la "actitud aventurera de algunos líderes" de África Occidental por su "deseo de utilizar la fuerza" y por la "indiferencia y complicidad" de organizaciones y líderes en su ayuda a países víctimas del terrorismo, que han sido "abandonados a su suerte".
En ese sentido, han denunciado la "persistencia de estas organizaciones" en imponer sanciones que "agravan el sufrimiento de las poblaciones", por lo que se han negado a aplicar las "sanciones ilegales, ilegítimas e inhumanas".
Por otra parte, han expresado su "fraternal solidaridad" al pueblo nigerino, que ha "tomado en sus propias manos su destino y asumido la plenitud de su soberanía ante la historia".
"En todo caso, los Gobiernos de transición de Burkina Faso y Malí invitan a las fuerzas a estar listas y movilizadas, para echar una mano al pueblo de Níger, en estas horas oscuras del panafricanismo", ha finalizado el comunicado.
Esta declaración conjunta llega tras la decisión de la CEDEAO el domingo de suspender las relaciones con Níger tras el golpe de Estado del pasado miércoles, y de avisar a los golpistas de que les daban un plazo de siete días para restaurar al ahora derrocado Mohamed Bazoum como presidente del país o, de lo contrario, podrían tomar medidas adicionales entre las que no descartan el uso de la fuerza.
Las sanciones incluyen el cierre de las fronteras aéreas y terrestres entre Níger y los países de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (UEMAO) y la prohibición de sobrevuelo del espacio aéreo para cualquier aeronave desde o hacia Níger.
Además prevén la suspensión de todas las transacciones comerciales y financieras entre los países de la UEMOA y Níger, incluidas las relativas a productos petroleros, electricidad, bienes y servicios.
La sublevación derivó en el establecimiento de la junta militar cuyo portavoz, Amadou Abdramane, anunció además la disolución de la Constitución, la instauración de un toque de queda y el cierre de las fronteras del país.
Esta acción ha venido motivada por el ahondamiento de la crisis económica y de seguridad en el país, que hace frente a un incremento de las operaciones de las ramas de los grupos terroristas Estado Islámico y Al Qaeda.
La asonada ha azuzado nuevamente las preocupaciones sobre la inestabilidad política en Níger, un país que se ha visto sacudido por otros cuatro --ahora cinco-- golpes de Estado desde que obtuviera en 1960 la independencia de Francia, así como varios intentos frustrados, el último de ellos en 2021, días antes de que Bazoum asumiera el cargo.