PITTSBURGH (AP) — El hombre que mató a 11 feligreses en una sinagoga de Pittsburgh en 2018 fue sentenciado formalmente a muerte el jueves, un día después que un jurado determinara que la pena capital era apropiada para el perpetrador del ataque contra judíos más mortífero en la historia de Estados Unidos.
El juez federal de distrito Robert Colville impuso la sentencia a Robert Bowers, un camionero de 50 años cuyo violento antisemitismo lo llevó a abrirse paso a tiros en un lugar de culto y atacar a las personas por practicar su fe.
“No tengo nada específico que quiera decirle al señor Bowers”, indicó Colville antes de emitir la sentencia formal. “Sin embargo, estoy convencido de que no hay nada que pueda decirle que pueda ser significativo”.
El acusado, quien cambió la ropa civil informal que usó durante el juicio por un traje rojo de presidiario, optó por no hablar. Pasó toda la audiencia mirando y revisando papeles y escritos, y se negó a mirar a los ojos a quienes victimizó.
Bowers despotricó contra los judíos por internet antes de realizar el ataque en la sinagoga Tree of Life el 27 de octubre de 2018, y dijo a la policía en el lugar que “todos estos judíos deben morir”. Desde entonces ha manifestado su orgullo por los asesinatos.
El jurado fue unánime al considerar que el ataque de Bowers fue motivado por su odio a los judíos, y que eligió la sinagoga Tree of Life por su ubicación en una de las comunidades judías más grandes e históricas de la nación para poder “maximizar la devastación, amplificar el daño de sus crímenes e infundir miedo en las comunidades judías locales, nacionales e internacionales”. También concluyeron que Bowers no sentía remordimiento.
El jurado rechazó las afirmaciones de la defensa de que Bowers padece esquizofrenia y que el ataque fue provocado por sus delirios sobre el pueblo judío.
Se trata de la primera sentencia de muerte federal impuesta durante la presidencia de Joe Biden, quien se comprometió durante su campaña de 2020 a poner fin a la pena capital. El Departamento de Justicia ha establecido una moratoria a las ejecuciones federales y se ha negado a autorizar la pena de muerte en cientos de nuevos casos en los que podría aplicarse. Pero los fiscales federales dijeron que la muerte era el castigo apropiado para Bowers, citando la vulnerabilidad de sus víctimas, en su mayoría ancianos, y su ataque contra una comunidad religiosa basado en la intolerancia.