CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las autoridades mexicanas tratan de identificar dos cadáveres que hallaron en el río Bravo esta semana, en la frontera con Estados Unidos, incluyendo uno que fue localizado en la barrera de boyas flotantes que el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ordenó instalar recientemente como una medida para frenar la migración.
Uno de los fallecidos es un hondureño de 20 años que fue identificado por su madre, informó el Instituto Nacional de Migración. Pese a que estaba en avanzado estado de descomposición, fue reconocido gracias a unos tatuajes. El INM dijo estar pendiente de confirmar su identidad con pruebas periciales.
El otro cuerpo, que fue hallado junto a las boyas flotantes, permanece como desconocido.
La causa de las muertes no ha sido determinada oficialmente todavía y los ahogamientos de migrantes que cruzan el río fronterizo de forma irregular son habituales, pero la posibilidad de que una de ellas esté relacionada con la instalación de las polémicas boyas ha generado un cruce de declaraciones entre autoridades de los dos países. México sí parece vincular una de las muertes a la barrera flotante pero Texas lo niega.
“No habíamos tenido ninguna información o reporte de que hubiera habido algún incidente en torno a esta área” del muro flotante, dijo a AP Vanessa Calva, responsable de protección consular de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana. “Éste es el primero y desafortunadamente con un resultado fatal".
“La información preliminar sugiere que este individuo se ahogó río arriba de la barrera marina y flotó hacia las boyas”, dijo por su parte Steve McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas. “Hay personal apostado en la barrera marina en todo momento en caso de que algún migrante intente cruzar”.
Su departamento indicó en un comunicado el jueves que había recibido un informe el miércoles de “una posible víctima ahogada flotando río arriba” de la barrera de boyas y que notificó a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos y al consulado de México. La agencia indicó horas más tarde que se encontró un segundo cuerpo en las boyas.
La cancillería mexicana reconoció haber recibido el aviso de las autoridades estadounidenses con respecto al cuerpo hallado junto a las boyas. Casi a medianoche del miércoles informó del hallazgo del segundo cuerpo unos 5 kilómetros río arriba.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que se analizarán las responsabilidades sobre este tema “con mucha objetividad” y el jueves recordó que México ya ha pedido que se retiren estas boyas que violan “nuestra soberanía y también los derechos humanos”.
La administración del demócrata Joe Biden —que mantiene una fuerte confrontación con el gobernador de Texas en cuestiones migratorias— también considera que la barrera flotante genera serias preocupaciones humanitarias y medioambientales y por eso el Departamento de Justicia presentó una demanda contra Abbott el lunes en la que solicita su retirada.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional se pronunció el jueves en la misma línea al calificar de “desgarrador” el hallazgo del cuerpo junto a la barrera.
Las boyas son la escalada más reciente en la campaña de Texas por reforzar la frontera, que incluye además el despliegue de alambres de púas y la detención de migrantes para acusarlos de invasión de propiedad privada.
Pero según Isabel Turcios, religiosa que dirige la Casa del Migrante de Piedras Negras, los migrantes no han sido disuadidos de cruzar. “Siguen llegando a montones”, afirmó. “Anoche durmieron unas 200 personas, esta mañana han entrado más de 50 al albergue”.
Señaló que unos llegan ya con cita programada con las autoridades estadounidenses pero otros se desesperan, sobre todo madres con hijos. “Se bañan, descansan (en el albergue) y luego van y se lanzan al río” para entregarse del otro lado donde generalmente los procesan.
Normalmente, explicó, atraviesan el río Bravo —conocido en Estados Unidos como Río Grande— por una zona cercana al puente, que es donde hay menos agua, y luego caminan río abajo hasta que encuentran algún espacio donde no haya alambre de púas.
Turcios dijo desconocer si hay personas que intentan cruzar por la zona de las boyas y mencionó que había notado un aumento en el cauce del río, probablemente porque habían abierto las compuertas de la presa situada aguas arriba.
México ya había advertido sobre los riesgos que representan las enormes boyas anaranjadas instaladas en julio y que se extiendpor unos 305 metros de río, una extensión equivalente a tres campos de fútbol. La barrera está diseñada para dificultar que los migrantes trepen o naden por debajo.
Vanessa Calva aseguró que su instalación atenta también a la buena vecindad que hay entre México y Estados Unidos y anunció que prevé visitar la zona la próxima semana en un viaje que ya estaba agendado.
El fin de semana del 4 de julio, antes de la instalación de las boyas, cuatro personas, entre ellas un menor de edad, se ahogaron en el río cerca de Eagle Pass.
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La periodista de AP Acacia Coronado colaboró con esta nota desde Austin, Texas.