Tom Pidcock, campeón olímpico de ciclismo de montaña, demostró el sábado que sigue siendo el hombre a vencer en los Juegos Olímpicos de París.
La francesa Pauline Ferrand-Prevot dejó en claro que es la mujer que tiene que superar, incluso si sus últimos olímpicos fueron poco memorables.
Pidcock se apartó de un campo estelar en un trayecto técnico en el Glentress Forest de Escocia y se sostuvo después de que el neozelandés Samuel Gaze aceleró al final, para ganar el título de ciclismo de montaña en el penúltimo día del Campeonato Mundial de Ciclismo.
Se colocó la camiseta multicolor horas después de que Ferrand-Prevot dominó el campo femenino para ganar su quinto título mundial.
“Es un gran alivio”, admitió Pidcock. “En cuanto ataqué, los engranajes comenzaron a saltar por todos lados. No sabía si debía tenerme y ajustarlos. Mi carrera podría haber terminado en cualquier punto. Fueron dos vueltas finales estresantes”.
Gaze terminó 19 segundos detrás y no logró agregar el campeonato de larga distancia tras ganar el título de pista corta días antes. Nino Schurter, 10 veces campeón campo traviesa, escoltó a Gaze antes de la última vuelta, pero comenzó a rezagarse y terminó tercero 34 segundos detrás.
Ferrand-Prevot no ha perdido la confianza en los campeonatos mundiales. Ganó su primer título en el 2015, cuando ganó igualmente el cyclocross y el campeonato de ciclismo de ruta. En los últimos cuatro años añadió tres títulos antes de ganar el sábado. Pero su dominio recibió un golpe en los Olímpicos de Tokio, cuando el equipo suizo barrió las medallas y terminó cuatro minutos y medio detrás en el décimo lugar.
“En este momento estoy muy feliz”, aseguró. “Fue una carrera muy complicada”.
La ganadora esperó en la línea de meta para abrazar a su compañera francesa Loana Lecomte, quien se quedó con la plata 1:14 minutos detrás. La holandesa Puck Pieterse fue bronce.