LAHAINA, Hawai, EE.UU. (AP) — Los días de espera se han tornado cada vez más difíciles a medida que las probabilidades disminuyen, pero Kevin Baclig se muestra resuelto en la búsqueda de su esposa y los padres de ella, desaparecidos desde el 8 de agosto cuando un incendio forestal envolvió y arrasó la ciudad hawaiana de Lahaina.
Ha ido a buscar de un albergue a otro, con la esperanza de que los extraños reconozcan los rostros en los volantes que trae consigo. Baclig, de 30 años, ha recorrido Lahaina de un lado a otro, buscando desesperadamente algo que pueda llevarlo a su esposa, Angelica, y a los padres de ella, Joel y Adela Villegas. Otros seis parientes que vivían en la casa de al lado siguen sin ser hallados.
“No me voy a rendir hasta que los vea”, sostuvo. “Por supuesto que espero encontrarlos con vida... ¿Qué más puedo hacer?”
Incluso cuando trata de sonar optimista, su voz es suave.
“He estado buscando y buscando —en Lahaina, en todas partes”, afirmó Baclig, hablando en ilocano, un dialecto del norte de Filipinas.
El incendio cobró decenas de vidas y destruyó cientos de casas, incluyendo la vivienda que la familia de Baclig compró hace tres años en Kopili Street, a unos 15 minutos a pie de la histórica Front Street, que alguna vez fue un bullicioso centro turístico pero ahora es una sombría avenida de edificios derrumbados alineados con vehículos carbonizados.
Las cuadrillas han encontrado los restos de 114 personas, la mayoría de ellas aún por identificar. El gobernador de Hawai, Josh Green, ha dicho que el número de muertos probablemente aumentará en los próximos días a medida que continúa la minuciosa búsqueda de restos entre los montones de escombros y cenizas en Lahaina, una comunidad costera de 12.000 habitantes y un punto de acceso turístico en Maui.
Las autoridades reconocen que no cuentan con un número específico de desaparecidos. Muchas personas inicialmente enumeradas como desaparecidas han sido localizadas en días recientes.
A principios de esta semana, el jefe de policía John Pelletier dijo que las autoridades harán todo lo posible para localizar a los desaparecidos. “Pero no puedo prometer que los hallaremos a todos”, afirmó.
Un día antes del incendio, Po’omaika’i Estores-Losano, de 28 años y padre de dos hijos, deseó aloha a su ohana, la palabra hawaiana para familia. “Otro hermoso día en Hawai”, escribió en Facebook, y finalizó su publicación instando a su círculo a “divertirse, disfrutar” y nunca ser “infeliz y gruñón”.
El sábado, se encuentra en la lista de personas desaparecidas. Su familia ha recorrido la isla buscándolo en hospitales y albergues. Dado que no tenía auto, Estores-Losano habría tenido que superar a pie el fuego y el humo.
“No queremos que piense que dejamos de buscarlo”, dijo Ku’ulei Barut, quien habló por última vez con su hermano el día antes de su desaparición.
Ace Yabes también está a la espera de noticias sobre sus familiares: Nueve en total están desaparecidos, entre ellos Angelica Baclig, cuya familia vivía al lado de una tía y su familia, cinco de los cuales aún no han sido encontrados.
Kevin Baclig estaba trabajando como enfermero en un centro de atención especializada cuando el fuego bajó rápidamente desde las colinas hacia la ciudad, incendiando casi todo a su paso.
“He estado buscando en todos los refugios, hoteles y otros posibles lugares a los que podrían haber ido, he acudido a todos. He ido a las casas de sus amigos”, dijo. “Reporté su desaparición al MPD (Departamento de Policía de Maui) y al FBI. He estado mostrando sus fotos".
Baclig, que se está quedando con unos amigos en Kahalui, en el flanco norte de la isla, mantiene la esperanza mientras busca.
Desde que las llamas consumieron gran parte de Lahaina, la población local teme que la ciudad reconstruida pueda estar más orientada aún a los visitantes adinerados.
Una coalición de activistas, que se agrupa bajo un grupo más amplio llamado “Na Ohana o Lele: Lahaina”, se dice particularmente preocupada por el impacto del desarrollo en el medio ambiente y destacó cómo la mala gestión de los recursos — especialmente de la tierra y el agua — contribuyó a la rápida propagación del fuego.
La decisión de no activar las sirenas de aviso de emergencias, junto a la escasez de agua que obstaculizó el trabajo de los bomberos y el atasco en una carretera donde las llamas consumieron los autos de quienes huían del fuego, ha provocado intensas críticas.
La ausencia de las sirenas se ha revelado como un posible error y parte de una serie de problemas de comunicación que agravaron el caos, de acuerdo con un reporte de The Associated Press.
Hawai cuenta con lo que se ha elogiado como el mayor sistema exterior de sirenas de emergencia del mundo, creado tras un tsunami que dejó más de 150 muertos en la llamada Isla Grande en 1946 y, según su web, puede emplearse para alertar sobre incendios.
La causa de los incendios forestales está bajo investigación. Pero el riesgo de catástrofes es cada vez mayor en Hawai, siendo los incendios los que más aumentan, según un análisis de la AP con base en los registros de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.
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