MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Doncic viene merendando franquicias de la mejor liga del mundo los últimos cuatro años y hay muchos ingredientes para pensar que puede ser la máquina que arrase en Okinawa y, si logra su objetivo, en Manila. El ex del Real Madrid se pasó el juego siendo un adolescente en España y Europa para dar el salto a los Estados Unidos en 2018.
A su llegada a la NBA, con 19 años, se convirtió en 'rookie' de la temporada y, a partir de ahí, sus actuaciones con Dallas Mavericks trascendieron más allá del baloncesto, como un talento innato sin techo, mejorando cada partido, con un saco de récords y en comparativas con Michael Jordan, Kareem Abdul-Jabbar, Larry Bird o Wilt Chamberlain, con 60 'triple-dobles' y una media de 30 puntos.
El aliciente está en el orgullo patrio por un lado, tras perderse el pasado Mundial y quedarse a las puertas de éxitos recientes. La campeona de Europa en 2017 falló en esa fase de clasificación después para China 2019, llegando a semifinales de los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 y cuartos de final en el último Eurobasket, citas ambas sin premio en forma de medalla pese a los pronósticos esperanzadores.
Por otro lado, Doncic lleva a la cita de este verano su pique personal, su puesta a punto de cara a la próxima campaña de la NBA, después de no llegar a los 'playoffs' en el curso anterior con los Mavericks. El escolta se ha curtido en lo físico, para zanjar las críticas a su sobrepeso, y es un MVP en potencia, que podría ser capaz de ganar solo el Mundial, aunque a priori necesita ayuda.
Ahí es donde falla un poco la jugada. Los de Aleksander Sekulic no han dejado una preparación halagüeña, con derrotas claras ante Estados Unidos y España en el Torneo del Centenario, y el equipo no parece haberse renovado para la ocasión. Klemen Prepelic, Mike Tobey, Jaka Blazic y Zoran Dragic siguen siendo el núcleo duro, con el añadido del joven base Ziga Samar, en un juego que pasa en cada ataque por la atención que acapara Doncic, tengo o no el balón.
DEBUTAN GEORGIA Y CABO VERDE
Por otro lado, el Grupo F servirá el debut en un Mundial de Georgia, aunque a nivel europeo no es un equipo cualquiera. Los de Ilias Zouros tienen opciones de avanzar de fase con un potente quinteto liderado por Tornike Shengelia, Giorgi Shermadini y Thaddus McFadden, poderío, liderazgo y puntos garantizados.
El ex del Baskonia perdió parte de su influencia en el juego al salir de Vitoria, pasando por CSKA y actualmente en la Virtus Bologna, mientras que Shermadini llega como último MVP de la Liga Endesa, dos en los últimos tres años con el Lenovo Tenerife. La muñeca de McFadden, del UCAM Murcia, es el tercer gran arma.
Los problemas de Georgia llegan con el fondo de armario, en una rotación corta como para pelear en un torneo largo, a pesar de que los jóvenes Goga Bitadze, Sandro Mamukelashvili y Rati Andronikashvili puedan dar un necesario salto de calidad para avanzar de fase y poder creer en algo mayor sin nada que perder.
Sin presión se presenta otra debutante como Cabo Verde, liderada por el gigante del Real Madrid Edy Tavares. El país más pequeño en lograr el billete al Mundial confía en disfrutar de la hazaña a lomos del pívot madridista que es sin duda uno de los mejores jugadores de Europa. La intimidación de su 2,20 le convierten en el mejor defensor del Viejo Continente y en ataque resulta imparable.
El jugador del Real Madrid se exprimió para cumplir con su club y ayudar a su selección en la fase de clasificación. Cabo Verde, cuarta del Afrobasket en 2021, tiene a Ivan Almeida como otro líder dentro de la cancha, aunque sin duda sus opciones pasan en jugar por y para Tavares, como muchas veces hace su club, porque lo vale.
Mientras, la selección de Venezuela confía su baza a la vieja guardia que ya compitió y llegó a la segunda ronda hace cuatro años. La 'Vinotinto' de las alturas sufrió para clasificarse a este Mundial, con una carambola en la última jornada, y son el ala-pívot del Estudiantes, Michael Carrera, Gregory Vargas y Néstor Colmenares quienes tendrán que tirar del carro.