Rumbo al final de la década y del siglo, la población de América Latina tiene una tendencia irrevocable a envejecer. Ejemplo de ello es que, en 2019, el 16% de la población de la Región tenia más de 60 años, cifra que aumentará hasta el 36% en el año 2100.
Al respecto, especialistas afirman que lo más inquietante es el escenario en el que ocurre el envejecimiento poblacional, caracterizado por la desigualdad, la pobreza, el agotamiento de un modelo de crecimiento económico insostenible, así como el avance del desempleo y del empleo de baja productividad.
A pesar de que este cambio de estructura por edades de la población es un fenómeno que ha sido anunciado con prudente anticipación, en la agenda internacional, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) hicieron caso omiso del envejecimiento y las personas mayores.
De acuerdo con Indicadores sociodemográficos de América Latina sobre envejecimiento, publicados por la Comisión Americana del Adulto Mayor (CADAM) —como parte de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social— se enfoca en cuestiones de envejecimiento poblacional de los países de la región, hacia el análisis de esta situación y sus consecuencias, centrándose en el impacto en el bienestar de los pueblos, en la organización de la seguridad social y en las relaciones intergeneracionales.
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Se espera que, para 2030, una de cada seis personas tendrá 60 años o más. Además de que el número de años vividos con una discapacidad, para la población mayor de 80 años, ha aumentado aproximadamente en un 77% durante la última década y media.
Pobreza y desigualdades en la vejez
La CADAM afirma que la pobreza y las desigualdades influyen en el curso de la vida y en las condiciones en que las personas viven su vejez. “El desafío actual es lograr que la gran mayoría de estos años se vivan con más salud, y, para ello, se necesita trabajar a lo largo de todo el curso de la vida”.
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Por lo tanto, es clave proveer entornos favorables a las personas mayores y una atención de salud integrada y centrada en la persona, con énfasis en la atención primaria.
“Los estudios especializados profundizan focalizando la mirada a cerca de los derechos humanos de las personas mayores, su acceso a las nuevas tecnologías y el contexto económico del envejecimiento, migraciones así como la situación de las personas mayores indígenas y de la comunidad LGBTIQA+”, añade.
Omiten envejecimiento en indicadores prioritarios
En la agenda internacional, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) hicieron caso omiso del envejecimiento y las personas mayores.
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“Su omisión limitó su inclusión en las metas e indicadores para medir el éxito de los ODM y, como corolario, el tema fue excluido de las prioridades de apoyo técnico y financiero de varios fondos y programas de las Naciones Unidas”, explican los especialistas, ya que “esto influyó en que, durante los primeros 15 años de este siglo, los asuntos de las personas mayores transitaran un camino distinto”.
