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Persisten en Irán los rencores por el golpe de Estado de 1953 orquestado por la CIA

ARCHIVO - El primer ministro Mohammad Mosaddegh es vitoreado en la Plaza Majlis de Teherán, frente al edificio del Parlamento, el 27 de septiembre de 1951, tras reiterarle a sus simpatizantes sus ideas de nacionalización del petróleo de Irán. (AP Foto AP (UNCREDITED/AP)

TEHERÁN (AP) — Setenta años después de que un golpe de Estado orquestado por la CIA derrocó al primer ministro iraní Mohamad Mossadegh, su legado sigue siendo polémico y complicado para la república islámica, cuyas elevadas tensiones con Estados Unidos persisten.

Aunque la teocracia local lo pone de relieve como un símbolo del imperialismo occidental, el golpe que derribó a Mossadegh —y que se derivó de los temores de Washington de que el país se inclinara hacia la Unión Soviética y de la posible pérdida del crudo iraní— pareció estar respaldado en aquella época por altos clérigos chiíes de Irán.

Pero en la actualidad, la televisión estatal iraní de línea dura difunde repetidos segmentos en los que se manifiesta que el golpe de Estado es una muestra de cómo no es posible confiar en Estados Unidos, y las autoridades le prohíben al público visitar la tumba de Mossadegh en un poblado en los alrededores de Teherán.

Ese tipo de conflictos son usuales en Irán, donde aún puede escucharse la frase “Muerte a Estados Unidos” en las oraciones de los viernes en la capital iraní, aunque muchas personas en las calles dicen que les gustaría tener una mejor relación con el país norteamericano. Pero a medida que los recuerdos del golpe de Estado se desvanecen junto con los que estaban vivos cuando ocurrió, el controlar qué alegoría ven los iraníes en él se ha tornado más importante tanto para el gobierno del país como para su pueblo.

“Tal vez Estados Unidos hizo esto por temor al creciente poder de la Unión Soviética, pero fue como desear que ocurriera un terremoto para deshacerse de un mal vecino”, dijo Rana, una pintora de 24 años que, al igual que otras personas que hablaron con The Associated Press, sólo proporcionó su nombre de pila por temor a sufrir represalias. Para los iraníes, “el rencor nunca se ha derretido”.

El golpe de Estado de 1953 se derivó de los temores estadounidenses de que el gobierno soviético estuviese cada vez más deseoso de quedarse con una parte de Irán, en una época en que había comunistas generando agitación dentro del país. En parte, los británicos habían preparado el terreno para dichas condiciones, ya que querían recuperar el acceso a la industria petrolera iraní, que Mossadegh había nacionalizado previamente.

Aunque en un principio pareció haber fracasado, el golpe de Estado derribó a Mossadegh y consolidó el poder del sha Mohammad Reza Pahlavi. También preparó la mecha para la Revolución Islámica de 1979, en la cual el sha, gravemente enfermo, huyó de Irán, y el ayatolá Ruhollah Jomeini instituyó la teocracia que aún gobierna el país.

En la actualidad, varias personas que hablaron con la AP acerca del golpe de Estado y la posibilidad de que se reanuden las relaciones con Estados Unidos lo ponen en el contexto de la maltrecha economía de Irán, que se ha visto golpeada por años de sanciones después de que se vino abajo el acuerdo nuclear alcanzado con varias potencias mundiales en 2015.

Una disminución en las tensiones con Estados Unidos “traerá consigo más dinero para mi negocio”, dijo Hossein, de 47 años, que opera un comedor para conductores de taxis en el sur de Teherán. “Ahora los taxistas gastan menos en comparación con años anteriores, y es debido a estas malas relaciones y sanciones”.

“Sé acerca de esta amarga historia, pero debería llegar a su fin en algún momento pronto”, agregó Majid Shamsi, que trabaja en una empresa de paquetería en el centro de la capital iraní. “Los jóvenes de Irán buscan tener una vida mejor, y no puede llegar como resultado de la enemistad” con Washington.

Incluso durante protestas cada vez más comunes por parte de maestros, agricultores y otros sectores en Irán, algunas de las frases que suelen corearse incluyen esta: “Nuestro enemigo está aquí; nos mintieron (de que el enemigo) es Estados Unidos”.

“En la actualidad Irán debería aceptar un acuerdo con Estados Unidos como lo hizo para la liberación de personas con doble nacionalidad”, añadió el profesor Reza Seifi, de 26 años. “Lo necesito para un mejor futuro para mí, para un mejor futuro para todos”.

Pero al igual que con los intercambios con Washington, hay límites en hasta dónde llegará el gobierno de Irán en recordar a Mossadegh.

Recientemente, la televisora estatal en inglés, Press TV, difundió un segmento con un periodista que se encontraba en la calle Mossadegh en el norte de Teherán. Sin embargo, durante los últimos 20 años, la policía ha restringido el acceso a los que desean visitar su tumba en su vivienda ancestral en el poblado de Ahmadabad, a unos 90 kilómetros (55 millas) al noroeste de la capital iraní. En esa localidad, muros elevados y una verja con cerrojo impiden el paso a las personas que desean rendirle homenaje, y agentes policiales interrogan a las personas que tienen aspecto de que no son de allí.

Algunos hallaron otras formas de conmemorar el 70º aniversario del golpe de Estado.

“No podía ir a su tumba para rendirle homenaje, pero he visitado las sepulturas de sus simpatizantes y aliados como Hossein Fatemi”, dijo Ebrahim Nazeri, de 32 años, mientras él, su esposa y dos hijos permanecían a un costado de la tumba de Fatemi, el ministro de relaciones exteriores de Mossadegh, que fue ejecutado después del golpe de Estado. “Él era un héroe al igual que Mossadegh”.

Otra persona que acudió a visitar la tumba de Fatemi, el profesor Ehsan Rahmani, dijo que “Estados Unidos sembró odio en los corazones de los iraníes” por medio del golpe.

Para el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, el golpe de Estado de 1953 representa lo que él considera la continua amenaza de parte de Washington, ya sea por las sanciones económicas o las protestas a nivel nacional que han sacudido a Irán desde la muerte el año pasado de Mahsa Amini, una mujer que había sido detenida por presuntamente usar suelto su velo islámico.

Recientemente, Jameni les dijo a miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán —un grupo paramilitar— que la Casa Blanca había planeado derrocar a la teocracia del país a través de un golpe de Estado similar al de 1953, valiéndose de las fuerzas armadas iraníes. Después de la revolución, Irán implementó ejecuciones masivas y purgas en su ejército.

“Los enemigos intentaron socavar y paralizar la revolución al crear crisis continuas”, declaró Jamenei, de acuerdo con una transcripción en su sitio web oficial. “Luego conspiraron para poner fin a la revolución con una medida similar al golpe de Estado ocurrido el 19 de agosto (de 1953). Sin embargo, (la Guardia) lo frustró. Esa es la razón por la que los enemigos tienen tanto odio y hostilidad hacia” la Guardia.

En respuesta, el jefe de la Guardia, el general Hossein Salami, se comprometió a “expulsar” a las fuerzas estadounidenses de la región. Hizo sus afirmaciones en momentos en que Estados Unidos está fortaleciendo sus fuerzas en el Golfo Pérsico, con la posibilidad de que soldados estadounidenses aborden y protejan buques comerciales en el Estrecho de Ormuz, a través del cual pasa el 20% de todos los cargamentos de petróleo.

Sin embargo, algunos albergan esperanzas de que Irán pudiese alcanzar una distensión con Washington, como lo hizo recientemente con Arabia Saudí.

“Sueño que el líder supremo permita conversaciones y mejores relaciones con Estados Unidos”, dijo Mohsen, de 29 años, vendedor en una tienda de muebles del norte de Teherán. “Él permitió la reanudación de los vínculos con Arabia Saudí. Puede permitir lo mismo con Estados Unidos”.

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Gambrell reportó desde Dubai, Emiratos Árabes Unidos.

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