MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Una nueva investigación, publicada en Science, describe lo que sucedió debajo de la superficie del mar cuando la columna de material volcánico en erupción colapsó y volvió a sumergirse en el océano. El repentino lanzamiento de enormes volúmenes de rocas volcánicas calientes, cenizas y gas al océano creó flujos similares a avalanchas, que viajaron a velocidades de hasta 122 km/hora a lo largo del fondo marino, causando grandes daños a los dos cables submarinos de comunicaciones que conectaban Tonga y sus numerosas islas a la red mundial.
Científicos llevaron a cabo estudios y muestreos del fondo marino inmediatamente después de la erupción, que mostraron que los daños al cable submarino fueron causados por corrientes poderosas y densas.
Los investigadores pudieron determinar por primera vez las velocidades de los flujos del fondo marino provocados por erupciones y comprender mejor los peligros que plantean otros volcanes sumergidos en todo el mundo. Las velocidades extremadamente rápidas del flujo fueron causadas por el colapso de la columna de erupción de 57 km de altura, cuando cayó directamente al océano sobre los flancos submarinos del volcán sumergido.
"La altura desde la que colapsó la columna volcánica y la velocidad y potencia resultantes de los flujos submarinos explican el daño generalizado a los cables del fondo marino", dijo en un comunicado Cornel de Ronde del centro de investigación neozelandés GNS Science, coautor del artículo.
"Esta investigación destaca que las erupciones explosivas de los numerosos volcanes sumergidos alrededor de Nueva Zelanda y las naciones insulares del Pacífico, especialmente los poco profundos, también podrían producir corrientes de densidad submarina de alta energía y merecen atención como riesgo de tsunamis para las comunidades costeras vulnerables y la infraestructura submarina crítica", agregó.